Se moría uno en un pis pas, la muerte asomaba y tardaba poco en hacer su tarea. Había que apresurar el testamento y, si daba tiempo, ajustar con el codicilo. En 1627 muere su tía Margarita de Espinosa, de la que contaremos cosas en otro momento. Con su muerte Quevedo se va quedando solo. A ella había dedicado en 1613 la impresionante colección de poemas manuscritos del Heráclito cristiano.
La diferencia de unos días entre testamento y codicilo muestra la trágica progresión de la enfermedad y la firma vacilante, probablemente asistida por familiares o por el propio escribano: las firmas y rúbricas de testamentos y secuelas pocas veces nos sirven para identificar en otros documentos la letra del que va a fallecer.
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