Se ha quedado el lugar donde pensaba
como el agua serena que recoge
los colores del cielo y los tamiza,
los refleja, los mueve, los esconde;
donde pensaba cuando tú llegaste,
pensaba el mar, miraba el horizonte,
te he entregado lo que ya no iba a ser,
déjame ahora que al pasar te roce,
que abrace tu figura con mi niebla
y detenga un momento este derrroche
de silencio y quietud que son costumbre,
y respirar tu luz sin que lo notes.
Quieto el lugar que nada más pensaba;
y me quedaré a ser lo que me nombres.
como el agua serena que recoge
los colores del cielo y los tamiza,
los refleja, los mueve, los esconde;
donde pensaba cuando tú llegaste,
pensaba el mar, miraba el horizonte,
te he entregado lo que ya no iba a ser,
déjame ahora que al pasar te roce,
que abrace tu figura con mi niebla
y detenga un momento este derrroche
de silencio y quietud que son costumbre,
y respirar tu luz sin que lo notes.
Quieto el lugar que nada más pensaba;
y me quedaré a ser lo que me nombres.
Bello.Como te queda tiempo para escribir estas cosas?
ResponderEliminarBueno, en endechas de enamorado el rojata sabe que no llegará tan alto... mejor leer éstas que escribir otras
ResponderEliminarcreo que cada uno escribe lo que quiere decir, rojata; y que en principio no es cuestión de preferencias; creo, además, que el rojata escribía excelentes relatos.
ResponderEliminarQue poema tao gracioso. Belo. ¡Enhorabuena! Cómo me gustaría hoy tener un poema lusófono para comentar... Sin embargo, es como se algo de Camoes visitase mi mmemória poética. Extraño.
ResponderEliminar(Tristes teclados estes que nao compreendem a beleza do til sobre um ditongo nasal...)
Ánimo, Sofia, todo irá poco a poco mejorando, y tendrás las tildes en el teclado (¿no tienes teclado portugués?) y se te llenará la casa de versos. Ya lo verás.
ResponderEliminarMuchos abrzos
... SONETO...
ResponderEliminar[18]
Enquanto quis Fortuna que tivesse
esperança de algum contentamento,
o gosto de um suave pensamento
me fez que seus efeitos escrevesse.
Porém, temendo Amor que aviso desse
minha escritura a algum juízo isento,
escureceu-me o engenho com tormento,
para que seus enganos não dissesse.
Ó vós que Amor obriga a ser sujeitos
a diversas vontades! Quando lerdes
num breve livro casos tão diversos,
verdades puras são, e não defeitos…
E sabei que, segundo o amor tiverdes,
tereis o entendimento de meus versos!
Luís de Camões