Se regalan algunos restos de una
vida que nunca fue muy complicada;
mide versos bastante bien, escribe,
le gusta la cocina, ama las plantas;
casi todas las noches oye música,
y a veces mira desde la ventana
el bulevar, y canturrea tangos,
y acecha cuando ya viste el pijama
para ver si los sueños incumplidos
todavía andan por ahí, y aguardan.
Luego cuando la luz se recupera,
pues, como los demás, simula y pasa.
Tan oscuro. Tan tarde. Nunca supe
cuando tenía que volver a casa.
vida que nunca fue muy complicada;
mide versos bastante bien, escribe,
le gusta la cocina, ama las plantas;
casi todas las noches oye música,
y a veces mira desde la ventana
el bulevar, y canturrea tangos,
y acecha cuando ya viste el pijama
para ver si los sueños incumplidos
todavía andan por ahí, y aguardan.
Luego cuando la luz se recupera,
pues, como los demás, simula y pasa.
Tan oscuro. Tan tarde. Nunca supe
cuando tenía que volver a casa.
Me gusta muchísimo, Pablo!
ResponderEliminar:)..."Desecha tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar."
ResponderEliminarEres un melancólico Pablo :)
ResponderEliminarMe gusta que el rapsoda aceche para ver si los sueños incumplidos todavía andan por ahí. Aguardan, seguro. Me quedo con estos versos.
ResponderEliminarPues, ¡menuda vidorra!, cuidar de plantas, dedicarse a la cocina sin prisa y ¡cantar tangos por las noches!, ¿quién puede pedir más?. ¡Buen ánimo el ponerse a cantar como Gardel o como el trío Irusta-Fugazot-Demare!. Gran suerte de vida ésta.
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