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Bardón |
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Bardón |
Bardón es un nombre de prestigio para los bibliófilos; y un placer a medias para el visitante: ocupa un lugar muy especial en la geografía madrileña, una fachada a la plaza de San Martín, a un lateral de las Descalzas. Y a medias, porque como, por otra parte, es lógico, no es librería para pasar un rato husmeando libros. El local, eso sí, forrado de estanterías con libros, es limpio e impresiona, pero hay que tirar de ordenador, de catálogo, naturalmente. Me tomaré venganza yendo este domingo a la Cuesta de Moyano, que conjuga sol, libros y Retiro. En Bardón estuve ayer a última hora de la tarde, ya noche –probablemente una de las más frías del invierno madrileño, con el termómetro bajo cero–; entre brevemente, recogí el cataloguillo de la ilustración y no resistí la tentación de sacar algunas fotos de las Descalzas, procurando que no saliera el telón de fondo de un enorme Corte Inglés; un intento vano del fotógrafo para detener el tiempo.... y algo de la desidia urbanística, imparable, me temo.
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Librería cafetería "La buena vida" |
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Fernando Contreras |
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Berceo
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Callejeé luego por los alrededores, porque, como las cerezas, un lugar llevaba a otro, y me asomé a la plaza de San Nicolás, donde hay otra librería para bibliófilos (Berceo); y aun me asomé a la calle de Santiago (otra más: Fernando Contreras) y así fui terminando mi itinerario –otro día pararé en La Librería, la madrileña, ahora en la Calle Mayor–, entre lápidas y recuerdos (Valle Inclán, Ercilla, Juan de Herrera, Eugenio d'Ors, Larra, Velázquez....), hasta alcanzar la Plaza de Oriente, de donde venía un coro de ópera que no supe distinguir: en una enorme pantalla de la fachada del teatro de la ópera se ofrecía al público externo el concierto que se estaba tocando dentro (¿era el homenaje a Plácido Domingo?).
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Plaza e iglesia de San Nicolás |
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Bóvedas de San Gi
Definitivamente congelado, entré en el café del Oriente y pedí una chocolate con picatostes; mientras me lo servían, bajé al restaurante y obtuve algunas fotos de la vieja iglesia de San Gil, de las bovedillas de ladrillo sobre las que se ha levantado toda la edificación moderna, y de los restos arqueológicos, sabiamente conservados mediante un piso acristalado que deja ver parte de los cimientos. Reconfortado por el chocolate, calle Arenal arriba, volví a tomar el metro de Sol, nuevo enlace, al parecer muy efectivo, al que le han salido dos ampollas horrorosas en medio de la Plaza, un intento de "modernidad" absurda.
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Opera nocturna, con el Palacio Real al fondo |
Los alumnos que me soportan y con los que paseo a veces están de exámenes y les he echado de menos; pero al llegar a casa tenía un mensaje de Ely, que me hablaba de algunos finales gramaticales, y le conté brevemente mis andanzas, impresionado todavía por una enorme luna llena que se asomaba al final de mi calle, saliendo por el este de Madrid.
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Luna llena al final del bulevar (Madrid, 21 de enero 2011) |
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