Hoy por la mañana he acudido a la convocatoria que dice el cartel, los ejercicios de mecánica poética, en el Centro de Arte Dos de Mayo, en Móstoles, que me ha sorprendido por su calidad arquitectónica, sus espacios y algunas de sus exposiciones. Un MOMA en el pueblecito de Madrid, el del alcalde Simón Hernández, que, como se ve por las otras dos fotos que siguen, guarda todavía en algún rincón el aire de pueblo.
Sandra Santana ha conducido la sesión, que acababa con una sorpresa, la de una máquina de fotos oculta que iba a tomar una instantánea del público asistente, como las que estaban contemplando. Quizá SS no dramatizó bastante el momento de descubrir la cámara.... que era un gran espejo.
Al terminar, llovía en Móstoles y todo se iba vaciando, busqué algún lugar donde comer; en la plaza, al lado, había un bar pequeñito, en donde el menú de a diario es de 7,50 euros el de los domingos de a 9; comí mientras el caballero del sombrero tomaba el vermú y no pude resistir la tentación de hacer una foto, porque a pesar de que estábamos solos y el local era muy pequeño, tenía una particularidad, había dos grandes televisiones encendidas, una en cada rincón: por una se trasmitía un partido de fútbol, por la otra se explicaba en que consistía un eclipse del sol, y lo hacía un físico inglés –de Manchester– que se había desplazado a la India para mejor observarlo, sobre el Ganges. Vi las dos cosas, claro. El café solo me subió la cuenta hasta los 10,20 euros.
A lo mejor no se tienen que contar estas cosas; pero como le expliqué brevemente a Sandra, la vida está contaminada de la vida, y está bien que así sea, porque aunque frágiles, perecederos y sentimentales, también nosotros somos complicados.
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