Tiene Zaráuz un mar enloquecido
que no consiente que hablen las gaviotas,
un mar verdusco, hostil, desordenado,
que barre las arenas y las borra.
Temporal del cantábrico se llama,
flor de la espuma y de los vientos rosa.
Han acudido todos para verlo.
Paraguas. Quince grados a la sombra.
–La semana pasada nos bañamos,
una tarde de sol maravillosa.
–Para agosto quizá venga mejor.
–Chocolate con churros
–Coca cola.
Hay que mirar a todos los que pasan.
–Fíjate cómo viste esa señora.
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