Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

miércoles, 13 de julio de 2011

Descartes desciende al río



Rue Descartes continúa de modo irregular, primero por la Rue Jean Bouchet, llega a la plaza Montierneuf –que se adorna con un restaurante muy coqueto, con notas azuladas y termina, con un quiebro, en la Iglesia de Sant Jean de Montierneuf, a orillas del río Clain. Es la parte medieval de Poitiers, allí donde se suceden calles, casas y plazas admirablemente preservadas, que se han remendado, sí, pero interiormente, tanto si se trata de viviendas particulares como de edificios oficiales (bastantes). Los juegos de fachadas, ventanas, portones, etc. son muy variados y suministran esa configuración peculiar de la vieja ciudad, presidida por los cinco o ses edificios religiosos, pero tejida a base de callejuelas y edificios. No hay ninguno, afortunadamente, que haya agredido con ladrillos la altura media de los demás; ni hay una invasión de cemento y luces de neón: el respeto por la vieja ciudad eclesiástica es evidente. 

Durante la semana la ciudad vive, por lo menos hasta el anochecer. Los domingos, desaparece.
Voy a añadir un paseo de fotos: hasta el río, arriba, llegué; con su molino.








1 comentario:

  1. Da envidia el país vecino con el cuidado y la legislación estricta que tienen para conservar la belleza y armonía de pueblos y ciudades, con tanto esmero y seriedad. Bien es verdad que siempre ha sido país rico y tienen más caserío y urbanismo bonito que proteger, pero en España podían haber tenido más cuidado, al menos tenían el paisaje inmenso natural para protegerlo bien y no lo han hecho.
    Lo malo de Francia es el aburrimiento que se respira en cuanto llegan las siete de la tarde, aunque tengan verano de días largos y luminosos, qué mortecino se queda todo enseguida y con qué poca vida. Un rollo.

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