que alguien entienda lo que quiero, quiero;
el día cuando vuelve es lo que quiero;
si la tarde se va, cuando declina.
Quiero lo que será y lo que termina,
y lo que permanece también quiero,
lo que llegó al final y lo primero,
violonchelo, trombón y mandolina.
Quiero el verso pulido y melodioso
y la palabra con rigor pensada
y me gusta también si destemplada
acaba en verso vil y escandaloso.
Un modo de armonía y de distancia
en tanto que resuelvo qué prefiero.
Además de comentarte que me gustó muchísimo este soneto, yo quisiera saber cuáles son ese mar y esas playas con las que venís dándonos envidia hace varios días.
ResponderEliminarSaludos desde una Buenos Aires helada (con sol, al menos, y eso lo cambia todo por suerte).
Casi todas las fotos son de Lanzarote, Julia, de donde acabo de volver para viajar mañana a Poitiers, saludando otros mares antes. Brazos.
ResponderEliminarBueno, estoy leyendo de arriba para abajo. Esta es una actitud mas sabia. Bonito, de verdad.
ResponderEliminarA lo mejor son rapsodas diferentes
ResponderEliminarLa delegación argentina ya está camino a Poitiers. Van mis saludos para V.M. de dos de mis mejores amigos: Juan Diego y Clea.
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