Para la soledad, un claustro blanco
de sencillas arcadas y espaciosas,
tres camelias y cuatro limoneros
rodeando una fuente silenciosa.
Vivir aquí será para olvidar;
gritando cruza gris una gaviota
y el silencio se asusta; en la espadaña
del campanario viejo al fin se posa.
Quedar aquí será para aceptar
la paz que no se sabe y sí se nombra.
Parece que se muere un limonero
y medran las camelias sin las sombras.
El vacío es inmenso en la Cartuja.
El viajero se sienta allí, y reposa.
Parece que se muere un limonero |
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