No debería ser causa de versos
que se me hayan perdido en el hotel
–digo yo que sería en el hotel–
los mejores vaqueros que tenía,
comprados en rebajas hace un año,
de algodón muy fino, y aun así muy caros.
Me sentía muy cómodo con ellos;
me los ponía solo por la noche,
para salir por la ciudad, cenar,
acordarme de clara, y escribir
en alguna terraza estas poesías,
que tendrían que ser más no sé cómo.
Arrinconado por la vida hoy….
me tomaré una pizza contadini.
¿Por qué no cantaré mis pantalones?
Pues haz memoria: ¿cuándo te los quitaste? ¿quién te los quitó? ¿Fue con premeditación y alevosía?
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