Demasiado pensar, piensa el rapsoda,
cuando suenan las diez en las campanas
del reloj viejo de la catedral
de Gallipolis, y está viendo como
la gente viene, va, pasa, se marcha;
la plaza está quedando silenciosa.
Demasiado pensar y a lo mejor,
si clausuramos el magín, iría
todo miel sobre ojuelas -van sin hache–
y llenaría las tardes de miradas,
las narices de olores estupendos
dejaría la piel con sus historias....
y todo lo demás del mismo modo.
Pero todo se va donde no debe.
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