Paseo de eucaliptos |
Los olivos se suceden tanto en el interior como en la costa. Es el árbol mayoritario, seguido quizá por pinos e higueras, si se trata de la costa. Hoy, al dejar el Jónico –el de Taranto– e ir hacia Matera, me he encontrado con viñedos y algunos, los primeros, naranjales. Se repara menos en el pino, como se repara poco en las acacias, que abundan, sobre todo en pueblos y ciudades. Sin embargo llaman la atención los eucaliptos, porque son muy viejos, muy grandes: yo estoy habituado a los palillos de Galicia, que se cortan a los veinte años. Incluso he visto una avenida de eucaliptos, entrados ya en añitos, como se ve por la foto que encabeza la entrada. He observado que la poda de los olivos y las higueras es distinta de la que conozco en la península: los olivos se dejan crecer, levantarse mucho y se les corta los últimos brotes de la copa cuando van hacia arriba, dejando los que caen, de manera que muchas veces tienen el air de bailarines desmañados. A las higueras, sin embargo, se les poda para que queden muy bajas, casi como espesísimos arbustos. Debe de ser en razón del modo de recolecta.
olivos podados |
También he visto extraña formaciones de adelfas, desde las que se han desarrollado como árboles de tronco muy ancho (en Ótranto), hasta las que sirven de seto bajo o medio, incluso de apenas metro y medio (en zonas de Gallipolis). Frente al mar en la primera de las ciudades citadas vi al lado de unas adelfas arbóreas enormes, otros árboles de copa a modo de paraguas, muy espesa, y tronco enorme.... eran pitosporos, que estamos acostumbrados a ver como arbustos por todos lados.
tronco de tamarindo |
Aparte de ejemplares únicos; un ficus en Lecce; el magnolio de un patio en la misma ciudad, una secuoya que superaba a un campanile, las palmeras altísimas, que están muriendo en Nápoles, árboles tropicales que no conozco.... lo que más me impresionó en el jardín de Lecce que bordea el mar –en donde había un concurso de jardinería, en el que se llamaba Melisa a la Hierba Luisa– fueron lo troncos de los tamarindos. Y las cunetas en el camino de Santa Leucia a Castro, con un estallido de flores silvestres, que cuando incluían amapolas se ponían como dice la foto. Porque hube de parar el coche y pararme a mirarlas, allí, cerca del mar.
[Parece que he podido recuperar algo del mac].
Es habitual que la palmera adorne plazas y lugares privilegiados, así en tierra como en macetones; a veces armonizando con flores, que ahora son
las primaverales. Va una muestra; pero toda la entrada se ha ilustrado con otras muchas de palmeras.
Haré dos entradas breves que terminen de ilustrar esta: la prometida de los troncos de tamarindos en Tintra; y la de los palmerales en la ciudad. Pueden hacer juego con la inmensa referida a Palacios o la no menos extensa de callejuelas. Y ya, puestos, con la de pizzas, tiendas, etc.
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