Los incidentes habidos ayer en el Parlamento de Cataluña han aparecido en las portadas de todos los periódicos y como primera noticia de todas las radios y televisiones, tanto de España como de fuera. Un grupo de personas, "indignados", como se dice ahora, han dificultado con cierto grado de violencia la entrada de los parlamentarios que iban a constituirse como institución democrática.
De resultas, el comentario sobre el 15-m se ha reavivado y han aparecido argumentos y consideraciones nuevas o latentes, que se han aderezado con otros muchos incidentes, entre los cuales quizá sea el más significativo el rechazo –también con cierta dosis de violencia– a la presencia de Cayo Lara, coordinador de Izquierda Unida, por quienes se manifestaban en Madrid para impedir un desahucio.
No vamos a encontrar la verdad absoluta ni la clave final de hechos sociales e históricos complejos por mucho que añadamos nuevas y nuevas consideraciones, desde luego; pero no está mal que la gente hable, discuta, arguya, diga, replique.... que es un modo de volver a impregnar a una sociedad anestesiada y decadente de la necesidad de comprometerse, para que otros no tomen las decisiones que de todos son.
En la mayoría de las tertulias, noticias, periódicos, etc. he escuchado lamentaciones sobre ese deshilada que está desvaneciendo y derivando (esta palabra se utiliza mucho) el 15-M hacia otras situaciones nuevas, sin que se hayan logrado formalizaciones, propuestas, resultados objetivos, etc. La verdad es que quienes promovieron el movimiento popular lo han intentado, nos consta a todos, con las asambleas por barrios e intervenciones colectivas; pero habrá que insistir que no se puede reprochar al 15-M que no logren tales resultados o que no logren darlos a conocer a la sociedad. No tienen ni los medios, ni la fuerza, ni el dinero, ni la experiencia –no tienen nada de nada– que les permita realizarlo tal y como lo hacen habitualmente los partidos políticos asentados, las organizaciones que ocupan las esferas de poder, los bancos y las empresas, etc. No son la Iglesia, el PP o el PSOE, Coca-Cola, el BBV, El País o El Mundo o ABC, la RAE, el Real Madrid.... ni siquiera son la Sociedad Protectora de Animales. De manera que quienes les reprochan su indeterminación y falta de aparición objetiva en todas las esferas de nuestra vida social les está reprochando que no sean como aquellos a quienes reprueban. Son otra cosa y quieren ser otra cosa, y sobre todo no quieren ser todo aquello que ha vertido sobre nuestra sociedad la podre corrupta de la impunidad, la miseria, el engaño, la falta de solidaridad y tantos etcéteras que ensucian sistemáticamente nuestra vida pública y que ya, en los últimos años, han pasado a constituirse con el desparpajo absoluto que delatan los dos pecados mayores:
– Cinco millones de parados y empobrecimiento de la clase trabajadora en tanto que se mantiene –y aun acrecienta– el estatus de las clases privilegiadas, empezando por la financiera y la política, pero también en la administrativa.
– Impunidad absoluta en casos de corrupción de quienes continúan envenenando con su presencia unas instituciones cada vez más desprestigiadas, con el aval de millones de votos, que a los ojos de mucha gente, precisamente por eso, pasan a ser votos ciegos, producto de publicidad de masas, que nos dan la temperatura de una sociedad abotargada.
Las más de las veces otros muchos "reproches" y "desencantos" provienen de lo que se dice en los párrafos anteriores.
Yo no creo que sea función del 15-m ni creo que lo vayan a conseguir, aunque lo intenten, cosas como: promover un nuevos sistema legislativo, lograr que la justicia sea independiente de los partidos políticos, organizarse como nuevo partido político, acabar con los concejales corruptos, evitar que los bancos ejecuten las hipotecas y se ensañen con los arruinados....
Sí que creo que se trata de un movimiento sano, de sabor revolucionario, que ha crecido desde la condición personal y social de mucha gente, mayoritariamente de los más jóvenes, y que ha removido la conciencia de amplios estratos sociales en donde se sabe, se intuye, se conoce que la amplitud de la degradación política, social y económica no puede seguir creciendo hasta la desmesura, dejando en la cuneta a millones de personas. Si quedara alguna veta sana en quienes manejan las palancas del poder –y da igual que sea el presidente del parlamento balear, que esperanzita aguirre, que cayo lara....– tendrían que ponerse en movimiento y forzar cambios y enmiendas en esa dirección, sin tapujos, sin dilación. Porque esa sí que es su función y de eso viven, creo.
Mientras tanto, rasgarse las vestiduras por los incidentes del Parlamento catalán ("¡Ataque a al democracia!") parece un gesto fácil, infantil, mediocre, nimio. No hay mayor ataque la democracia que el de los cinco millones de parados, el de las curiosas jubilaciones de los parlamentarios que viajan en primera, o el de las primas millonarias de los consejeros de cualquier banco o empresa pública.
Exacto, don Jauralde, el ataque a la democracia no está donde dicen los fariseos que se rasgan las vestuduras
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