Pues a mitad de camino entre la corte y el extremo noroeste de la península he parado en Villafranca del Bierzo para intentar ver el esplendor de las peonías, que allí están y siempre decaídas, con signos de su grandeza. Para llegar a Villafranca hay que desviarse del autopista dejando la sierra de los Ancares a la izquierda, pasado Ponferrada y el Bierzo, los valles de frutales –en verano venden cerezas en la carretera. En Villafranca habían parado muchos viajeros y hasta peregrinos/as barbudos ellos, otros muy jóvenes, que luego te encontrabas siguiendo a pie la línea de la carretera. Comí rápidamente en la plaza mayor –muy coqueta, soleada en ese momento– y despreciando monumentos –Villafranca es ciudad monumental– fui al parque de las peonías: muchas estaban maltratadas por las lluivas de los últimos días; pero en otros casos había capullos recién abiertos, abrumadas otras de tanto color, como flores cabezonas. Fotografíé otras floraciones y, al ir a tomar otra vez la carretera, el puentecillo que circundan calles viejas y algún convento (el de la Concepción, por ejemplo). Y se fue el viajero, que nunca ha conseguido cultivar peonías.
– ¿Cómo se dan tan bien, si aquí, tan alto y en el interior tienen que sufrir heladas....?
– No se crea –era un villafranqués sentado al sol en el parque–, que aquí están muy protegidas....
Eso será–, contesté yo mientras me guardaba discretamente algunos esquejes.
Anduvo por mis lugares de la infancia, amigo Pablo. Celebro que disfrutara, pero no es sorprendente que en el Bierzo se dé tal fertilidad de flores. En efecto, falta poco para las cerezas de junio, esas afamadas de Corullón, el pueblo que está en la montaña que se ve desde Villafranca.
ResponderEliminarPediré siempre "cerezas de Corullón", a ver qué pasa.
ResponderEliminarVeo que te has perdido en uno de los mejores rincones de mi tierra. La verdad es que Villafranca no decepciona...
ResponderEliminarUn par de apuntes: 1º, se dice Villafranquino, no "Villafranqués", y 2º se llama Jardín de la Alameda, no "parque de las peonías". A ver si nos informamos un poquito...
ResponderEliminareso, habrá que informarse, aunque para mí sigue siendo el parque de las peonías, independientemente del nombre que le haya puesto el Ayuntamiento. Quizá mi anónimo comentarista me podría ayudar a leer los papeles del confesor de Luisa de Carvajal, que interviene en su proceso de canonización, y que no he podido leer todavía; seguro que mi bien informado comentarista ya saben dónde están, de dónde proceden, qué significan... Le daré una pista: Luisa andaba siempre con jesuitas.
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