Fotos tomadas a diferentes horas del día desde la misma ventana. Iban y venían borrascas; pero la temperatura era suave.
Sin embargo –me refiero a las lluvias de Santiago– más tarde y más al norte, encontré con los últimos dorados del otoño (cada media hora entra una borrasca por el Noroeste), y vi, por primera vez, en mi jardín, el árbol de Júpiter como no lo había visto nunca antes. El arce dorado también extendía su pequeña copa de color; y los macizos de hortensias estaban en la fase final de su coloración. Ahora es cuando dice Chiqui, asidua de este blog, que hay que recogerlas para secarlas; pero no tengo tiempo; mañana voy de viaje; y debo encender la chimenea, para que el olor del laurel y del eucaliptus me ayude a dormir. El mar esta tranquilo, pero adusto, denso, invernal.
Querido Pablo. Gracias por esas fotos tan hermosas que haces. Aquí el otoño llega antes y mis hortensias las he ido cortando poco a poco por temor a que las lluvias inesperadas me las destrozaran. Anoche, secas, las até en manojos y hoy me subiré a la escalerilla y las juntare con las de otros años...antes quitaré las polvorientas que ya se deshacen -algunas llevan ahí años. Ya ves, hasta a los muertos hay que reemplazarlos y volverlos a enterrar...
ResponderEliminarQuién pudiera entrar a ese jardín y a escondidas robarte unas cuantas (como he hecho en el pasado con mis vecinos)