Buscando voy mi chinita,
más que triste, encendido,
que desde lejos la vi
y desde entonces la sigo,
ni saludo a los colegas
ni me detengo en corrillos,
que el amor es un veneno
que el deseo es un martirio;
me asomo por los despachos,
y recorro los pasillos:
aquellos ojos rasgados
no pueden andar perdidos.
En un rincón de los patios
con el cigarro prendido
guardias jurados y profes
se dan con pasión al vicio,
por ti que les pregunté
y quedaron sorprendidos.
“Chinos hay muchos este año...”
–esconden el cigarrillo–
Con mala conciencia quedan
y con la busca prosigo.
¿Dónde te fuiste, amores,
amores donde te has ido,
que quiero dejar tus ojos
detenidos en los míos?
.......
Tras la puerta de un despacho
ya nos hemos escondido,
nuestros dedos se han buscado,
nuestras manos, sin remilgo;
no sé que tuve en mis labios,
bien sabe lo que haya sido,
recuerdo que había fruta,
recuerdo que había trigo;
se le agrandaban los dedos,
se suavizaban los míos.
–Tanta gente y solo a ti
te voy buscando y te sigo,
con tu aire voy a clases,
con tu aire y sin el mío,
vuelta arriba vuelta abajo,
cafetería y pasillo;
si te veo me enamoro
y si no te veo desquicio,
y tú andas asustada
y yo ando confundido,
por amores como el nuestro
muchos se hubieron perdido.
........
Vino el encuentro a mayores,
–nadie sabe cómo ha sido–,
yo me quité el cinturón,
ella se quitó el vestido,
cegamos todas las luces
y cerramos con pestillo.
–...parece botón de piel
no me parece de abrigo;
se mueve si se le alcanza,
está lleno de suspiros,
húmedo como las lluvias
de vez en cuando escondido;
si le busco para el beso
no sabe estar quietecito...
– Pero ¿cuantos dedos tienes
que enredan por tantos sitios?
– Me parece a mí que faltan...
no sé si es bueno el gemido...
–Mira a ver si con cuidado
llegas al recto camino,
que labiales y africadas
ya las hemos aprendido,
y no me obligues a hablar
que no es lo que necesito.
–¡Pues que va a ser lo que quiero,
cuando lo sepa lo digo!
–¿Y dónde me dices tú
que sabes qué es lo que ha sido?
–Ahí no creo que llegue,
que aun estoy en tu ombligo,
–Conjunción de astros no habrá,
si no te inclinas conmigo.
–Sí, claro que tiene el amor
estos lances al principio.
Luego se sabe el lugar,
luego se sabe el camino,
–No sé si es bueno o es malo,
solo me sé lo que digo.
Y que no me hagas hablar
segunda vez que te aviso;
quiero mirarte a los ojos
y quiero cerrar los míos,
ya ves cómo están las cosas
que casarlas no consigo.
..............
Ya firman colegas quejas
ya preparan sus escritos,
ya elevan a los rectores
mandamientos incumplidos,
siempre dolió más el sexto
que el segundo y el quinto,
nada se sabe del cuarto;
parece que están dolidos
con sus votos votarán
en juntas juntos unidos
masturbando las corbatas,
acorralando al contrito
para que sienta vergüenza
y se organice un castigo.
¡Nunca más vea chinitas!
¡Calce feos calzoncillos!
¡Gafas oscuras en clase!
¡Bedeles le den pellizcos!
¡Del sueldo que se le quite
lo más que se pueda y pico!
¡Que no vuelva a poner los ojos
ni en las chinas ni en los chinos!
¡Yo me quedo con su mesa!
¡Yo me quedo con sus libros!
¡Yo me quedo con sus clases!
¿Se sabe si vende el piso?
¡Que se ponga en su expediente!
¡Qué bochorno y qué peligro!
¡Yo no me siento segura!
¡Firmaremos un escrito!
Y el que gusta de romances
ya pone la voz en grito:
–¡Que no se tocan las chinas
que no se tocan los chinos!
–Pues entonces, ¿qué se toca,
–dice alguno confundido–
si hemos de casar las hijas
y hemos de hacer los hijos?
Mientras cuaja la protesta,
que nos vamos al Retiro,
y en el roble de las penas
–un lugar bien escondido–
buscamos espesa umbría,
el cielo vemos tendidos;
torné a explicar las labiales
se cerraran sus ojillos,
yo le hablaba con susurros,
ella hablaba con gemidos;
navegué toda su piel
de canela dulce y trigo...
La tarde se fue volando,
las noches serán contigo,
durante el día me duermo,
y cuando pueda te sigo,
confesaré los amores,
me voy a jugar el tipo.
...........
Mientras tanto los colegas
van firmando papelillos
donde opinan con su firma
que somos unos salidos.
Frecuentes se hicieron luego
las visitas al Retiro.
..............
–Ya viene el otoño fresco
y en lugar oscuro y frío...
–Tendremos que usar los brazos
para el cuerpo y el abrigo
y que las manos se encarguen
del rincón encendido,
para la piel de la espalda
frotar y frotar sin ruido...
–Y esto tan suave, ¿donde estoy?
–Alrededor del ombligo.
–Yo creo que voy desviado,
creo que me he perdido
–Vete hacia la derecha
–¿Según estoy o según miro?
– ¿Si quieres que yo te ayude...
–Si así me ayudas, termino...
– Si quieres yo también voy...
–Si te vas, me voy contigo,
pero no te muevas tanto
ni hagas tanto ruido.
–Es que no puedo parar.
–Piensa en algo sencillo.
–¿Y en qué quieres tú que piense...?
¿Has entrado o has salido?
–Imagina un diccionario,
un profesor aburrido,
Gabilondo que se peina...
– ... ya parar no lo consigo...
– el examen de gramática,
un discurso del ministro...
–... que no puedo, que no puedo...
– ... no te muevas, no hagas ruido...
– Imagina que lo cuento
en romance correntío...
más que triste, encendido,
que desde lejos la vi
y desde entonces la sigo,
ni saludo a los colegas
ni me detengo en corrillos,
que el amor es un veneno
que el deseo es un martirio;
me asomo por los despachos,
y recorro los pasillos:
aquellos ojos rasgados
no pueden andar perdidos.
En un rincón de los patios
con el cigarro prendido
guardias jurados y profes
se dan con pasión al vicio,
por ti que les pregunté
y quedaron sorprendidos.
“Chinos hay muchos este año...”
–esconden el cigarrillo–
Con mala conciencia quedan
y con la busca prosigo.
¿Dónde te fuiste, amores,
amores donde te has ido,
que quiero dejar tus ojos
detenidos en los míos?
.......
Tras la puerta de un despacho
ya nos hemos escondido,
nuestros dedos se han buscado,
nuestras manos, sin remilgo;
no sé que tuve en mis labios,
bien sabe lo que haya sido,
recuerdo que había fruta,
recuerdo que había trigo;
se le agrandaban los dedos,
se suavizaban los míos.
–Tanta gente y solo a ti
te voy buscando y te sigo,
con tu aire voy a clases,
con tu aire y sin el mío,
vuelta arriba vuelta abajo,
cafetería y pasillo;
si te veo me enamoro
y si no te veo desquicio,
y tú andas asustada
y yo ando confundido,
por amores como el nuestro
muchos se hubieron perdido.
........
Vino el encuentro a mayores,
–nadie sabe cómo ha sido–,
yo me quité el cinturón,
ella se quitó el vestido,
cegamos todas las luces
y cerramos con pestillo.
–...parece botón de piel
no me parece de abrigo;
se mueve si se le alcanza,
está lleno de suspiros,
húmedo como las lluvias
de vez en cuando escondido;
si le busco para el beso
no sabe estar quietecito...
– Pero ¿cuantos dedos tienes
que enredan por tantos sitios?
– Me parece a mí que faltan...
no sé si es bueno el gemido...
–Mira a ver si con cuidado
llegas al recto camino,
que labiales y africadas
ya las hemos aprendido,
y no me obligues a hablar
que no es lo que necesito.
–¡Pues que va a ser lo que quiero,
cuando lo sepa lo digo!
–¿Y dónde me dices tú
que sabes qué es lo que ha sido?
–Ahí no creo que llegue,
que aun estoy en tu ombligo,
–Conjunción de astros no habrá,
si no te inclinas conmigo.
–Sí, claro que tiene el amor
estos lances al principio.
Luego se sabe el lugar,
luego se sabe el camino,
–No sé si es bueno o es malo,
solo me sé lo que digo.
Y que no me hagas hablar
segunda vez que te aviso;
quiero mirarte a los ojos
y quiero cerrar los míos,
ya ves cómo están las cosas
que casarlas no consigo.
..............
Ya firman colegas quejas
ya preparan sus escritos,
ya elevan a los rectores
mandamientos incumplidos,
siempre dolió más el sexto
que el segundo y el quinto,
nada se sabe del cuarto;
parece que están dolidos
con sus votos votarán
en juntas juntos unidos
masturbando las corbatas,
acorralando al contrito
para que sienta vergüenza
y se organice un castigo.
¡Nunca más vea chinitas!
¡Calce feos calzoncillos!
¡Gafas oscuras en clase!
¡Bedeles le den pellizcos!
¡Del sueldo que se le quite
lo más que se pueda y pico!
¡Que no vuelva a poner los ojos
ni en las chinas ni en los chinos!
¡Yo me quedo con su mesa!
¡Yo me quedo con sus libros!
¡Yo me quedo con sus clases!
¿Se sabe si vende el piso?
¡Que se ponga en su expediente!
¡Qué bochorno y qué peligro!
¡Yo no me siento segura!
¡Firmaremos un escrito!
Y el que gusta de romances
ya pone la voz en grito:
–¡Que no se tocan las chinas
que no se tocan los chinos!
–Pues entonces, ¿qué se toca,
–dice alguno confundido–
si hemos de casar las hijas
y hemos de hacer los hijos?
Mientras cuaja la protesta,
que nos vamos al Retiro,
y en el roble de las penas
–un lugar bien escondido–
buscamos espesa umbría,
el cielo vemos tendidos;
torné a explicar las labiales
se cerraran sus ojillos,
yo le hablaba con susurros,
ella hablaba con gemidos;
navegué toda su piel
de canela dulce y trigo...
La tarde se fue volando,
las noches serán contigo,
durante el día me duermo,
y cuando pueda te sigo,
confesaré los amores,
me voy a jugar el tipo.
...........
Mientras tanto los colegas
van firmando papelillos
donde opinan con su firma
que somos unos salidos.
Frecuentes se hicieron luego
las visitas al Retiro.
..............
–Ya viene el otoño fresco
y en lugar oscuro y frío...
–Tendremos que usar los brazos
para el cuerpo y el abrigo
y que las manos se encarguen
del rincón encendido,
para la piel de la espalda
frotar y frotar sin ruido...
–Y esto tan suave, ¿donde estoy?
–Alrededor del ombligo.
–Yo creo que voy desviado,
creo que me he perdido
–Vete hacia la derecha
–¿Según estoy o según miro?
– ¿Si quieres que yo te ayude...
–Si así me ayudas, termino...
– Si quieres yo también voy...
–Si te vas, me voy contigo,
pero no te muevas tanto
ni hagas tanto ruido.
–Es que no puedo parar.
–Piensa en algo sencillo.
–¿Y en qué quieres tú que piense...?
¿Has entrado o has salido?
–Imagina un diccionario,
un profesor aburrido,
Gabilondo que se peina...
– ... ya parar no lo consigo...
– el examen de gramática,
un discurso del ministro...
–... que no puedo, que no puedo...
– ... no te muevas, no hagas ruido...
– Imagina que lo cuento
en romance correntío...
Genial, Pablo. Me he reido y casi llorado. Pues si que eres descarado!
ResponderEliminarMore, more, please!
Ah, ya caigo; de modo que se trataba de eso. Lo de la adivinanza, digo. Buena la liaron. Gabilondo peinándose debe de ser un poema.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡...!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar¡Luego dices de mis poemas!
ResponderEliminar¡Fantástico! ¡qué tensión y qué final!
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