Final de China destruida
Sobran perchas y sillas en la casa;
vacíos los armarios, y ordenados;
un cepillo de dientes tan solo veo,
su turno espera, creo que asustado
de verse en soledad por las mañanas
cuando huele a naranjas y a pan tostado,
la antigua hora de prisas y pasillos,
de manos limpias y de ojos claros,
los ascensores trabajando a tope
con niños todavía adormilados,
adultos que terminan de vestirse,
padres, madres que van desaforados,
bufandas, bolsos, libros y mochilas...
Un silencio quedó deshabitado.
¿Es el poema final o uno de los que inicia el final?. No sé si me lo perdí pero, el día que tenga tiempo, por favor, si puede explicarlo, diga el por qué del título de su poemario.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Doña Chiqui, ¡no se deje agobiar por nada, jamás! –menos aún por lo que le escriba un D.L.-, haga canción de todo en su vida, como hace Branduardi con números y estrellas. Relájese, respírese, escúchese usted misma, siempre,
Come here my angel and sit on my knee
and tell me what song you would hear from me.
"Sing me the song of eternal numbers
and from this day I shall well remember"(…)
There will come a day when the trumpet splits the sky
And thunder, fire and wind will lay waste the low and high;
That will be the time in the song of numbers
When the reaper tires at last of waiting...
One is for the reaper
And two the oxen, and three the parts,
And four is for the stones,
Five is for the ages, six is for the herbs,
And seven are the suns,
And seven are the moons, eight is for the fires,
Nine is for the maidens, ten is for the galleons,
Eleven for the young men, twelve is for the signs
And twelve for time a'passing...
One is for the reaper who laughs
As one by one the stars blink out
(“The song of eternal numbers”, Angelo Branduardi)
Nada como a poesia par nos salvar da melancolia...
ResponderEliminarOu ela, ou - como dizia o Alexandre O'Neill - o absurdo de cada dia.
China destruida a punto de ser enterrada. Esto ha sido un largo adios y no un largo lamento.
ResponderEliminarPoeta, otra vendrá que hasta le traerá mejores versos. Aunque hay en esta serie muchos de mis favoritos.
Lleva razón Sofía, nada como la poesía para curar la melancolía; o para ponernos melancólicos...
D.L. No pude encontrar la canción en You Tube; es bonita. Por qué no comenta usted en mi blog, en vez de llevarme los comentarios a escondidas de Don Pablo?
ResponderEliminarEstoy cansada de escucharme a mí misma, me repito . Me gusta tener interlocutores que me contradigan.
Muy acertada en querer interlocutores que la contradigan, qué inteligente. Los que le dan a uno la razón en todo son un rollo y aburren muchísimo más.
ResponderEliminarGracias por invitarme a su blog; lo visitaré con mucho gusto porque será bien divertido. ¡Y eso que justo ahora debo ir abandonando Internet por un tiempo! ...pero, con mi curiosidad y ganas de opinar y meterme en todo, seguro que lo visito.
Al Poeta le parecerá bien lo que haga a escondidas porque es de los "buenos".
Imposible, Doña Chiqui que se repita cuando esté muy relajada y sin agobios; imposible que necesite interlocutores, no para esa conversación que no es con la mente. Sólo de vez en cuando, vaya más hondo y, cuando ya no oiga nada, respire, escuche y sea libre...sólo unos instantes y no se cansará.
ResponderEliminarAl Poeta le sugiero lo mismo. Poeta al cual, no sé por qué, en la canción le veo en el número ocho.