son los amaneceres azulados
y lentos, en pijama y sin dormir,
sentado frente a la ventana, solo,
la inteligencia detenida para
que la mirada pueda trasladar
la expansión del color, y la llegada
de los ruidos del día a los lugares
donde procesaré, indebidamente,
lo que fue aquel instante en el que pude
sostener el misterio de la vida,
absorto, en la ventana de mi casa,
la taza de café en las manos, viendo
como el tiempo se desplegaba azul.
He ilustrado esta entrada con una reproducción de Javier Tacón, extraída de su exposición de pintura (lo dice el cartel de al lado), que te invitamos a visitar.
Puedes ir a:
http://www.ayto-colmenarejo.org/index.php?id=99
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