ya no voy a dejar que te me vayas
diré los vocativos que te nombran
las noches para ti todos los días
que mis dedos temblando te recorran
que se quede tu piel de fatigada
abierta suave tersa y olorosa
que en los labios se ceben las caricias
y mis manos te sepan de memoria
vivir para mirarte cada día
que mis sueños no inventen otra cosa
laberinto tu cuerpo sin salida
la dulce servidumbre de la rosa
el aire se cansó al final del viento
y al mar llegó y sobre el mar se posa
Pero por Dios, qué esclavitud! La tendrás que atar a la pata de la cama...Pero es romántica la idea.
ResponderEliminarVí pálidos reyes, y también princesas, y blancos guerreros, blancos como la muerte; y todos ellos exclamaban: ¡La belle dame sans merci te ha hecho su esclavo!
ResponderEliminarJohn Keats