Barajas. Esta vez tanta demora
del vuelo a la Coruña me ha dejado
al mac sin batería, así que busco
los escasos enchufes instalados,
entre azafatas impasibles, niños
aburridos, familias merendando,
damas con su revista, ejecutivos
rubios, chinos, latinos, africanos...
Falso barullo de los aeropuertos,
donde todo se vende muy más caro
y uno termina por comprarse un peine,
un bocata de plástico, una crema...
y llama por el móvil a esa chica
a la que nunca había antes llamado.
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