Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 24 de agosto de 2010

Avellanos sin podar, menta sin recoger, celidonias sin sangrar

Las avellanas en el "Dioscórides"
El verano da señales de que anda hacia su final; aunque antes nos va a dejar nueva ola de calor; se va y aun no he tenido tiempo de cumplir algunas de las tareas que había previsto en huerto y jardín, de manera que los dos enormes avellanos no van a dar mucho fruto, particularmente el interior –el otro está a la entrada–, ya que como dice Laguna en el Dioscórides, “si tiene de fructificar, quiere ser muy podado, porque si le dejan crecer, todo el fructo se le va en ramos”. Algo parecido puede ocurrirle a la yerbabuena (la cultivada, reservo el nombre de menta para la salvaje), que si no se recoge antes de que florezca se apoca y desfallece mucho. Y fíjense las propiedades de la yerbabuena tal y como están en explicadas en la hermosísima prosa antigua de Laguna: 

Cosecha diaria de avellanas
Es muy conocida la yerbabuena y tiene virtud caliente, estípticia y desecativa: por donde su zumo bebido con vinagre restaña la sangre, mata las lombrices del vientre y provoca la virtud genital. Dos o tres ramillos de yerbabuena bebidos con el zumo de las granadas agrias reprimen el sollipo y el vómito, y refrenan los flujos coléricos. Aplicada con polenta la yerbabuena resuelve los apostemas. Puesta sobre la frente mitiga el dolor de cabeza y relaja las tetas hinchadas y endurecidas con la grande abundantia de leche, si se aplica sobre ellas. Pónese útilmente con sal sobre las mordeduras de perros. Su zumo, instilado en los oídos con aguamiel, les alivia el dolor. Metida la yerbabuena en la natura de la mujer, un poco antes que se junte con el varón, impide la conceptión. Quita de la lengua todas las asperezas si la fregan con ella. Metidas dentro de la leche, sus hojas no la dejan cuajar. En summa es muy grata al estómago y commoda en los guisados.

[He modernizado ligeramente la grafía antigua].

Celidonias entre rocas
Celidonias y ortigas son buenas compañeras











Ello no es nada para lo que se podría hacer con lo que nos ofrecen los avellanos, infinitamente más refinados que los nogales, por ejemplo, y que suministran –está en la literatura clásica grecolatina– las varas que se usaban en matrimonios y magias, de lo que ya se verá si hablamos –que el tiempo corre, puede consultarse el Font-Quer– y de donde pueden provenir las frases hechas con “vara de avellano”, recias y flexibles a un tiempo, de las que silban en el aire cuando se las usa. 

drupas del cornejo
estramonio, nuevo brote
Me refería, de todas maneras a virtudes más escondidas y sofisticadas, como a estas: ...dicen algunos que la ceniza de las cáscaras de las avellanas, aplicada con aceite sobre la mollera de los niños que tienen los ojos garzos, les hace tornar las niñetas negras”. Y si se vive en tierra de osos, se evita la calvicie: Quemadas con todas sus cáscaras y mojadas con enjundia o grasa de oso, y aplicadas, hacen renacer los cabellos... 

avellano sin podar
En cuanto a la Celidonia, mata fresca y atractiva, vivaz, que me encontré aquí hace tiempo y que aquí asoma entre piedras, en laderas y rincones, me dijo la meiga de la zona que era lo mejor para enfermedades, arrugas, errores, pliegues, etc. de la piel. Se rompe sutilmente el tallo y la savia amarilla que desprende se utiliza en el lugar defectuoso o dañado de la piel, que se tiñe del color del sol; después de varias aplicaciones, la zona o el mal mejora a ojos vista. La celidonia, de todos maneras, se da y extiende en zonas húmedas, como esta, y la humedad beneficia a la piel.

El arrayán quiere una guía
Me gustaría seguir comentando lo que pasa con las drupas del cornejo, las presumidas hojas de los (¿o “las”?; se verá más adelante la entrada sobre “géneros”) altramuces, las fresas salvajes, los redondos capullos de las camelias, el aroma embriagador y arriesgado de las flores en trompeta del estramonio –que ha rebrotado–, la explosión de castañas que sostiene apenas el castaño donde duerme el jabalí, qué está pasando con las moras este año, por qué no he puesto una guía al arrayán para que trace el arco, cómo arde el laurel joven y cómo se resiste el viejo, el deleite de ducharse con hojas de eucalipto joven –y más si es en compañía–, la lucha a muerte entre un acebo, un agracejo y el membrillo del Japón –que aquí llaman “corona de Cristo”, de modo más macabro–... 
puesta de sol, ayer, en la Magadalena (Cedeira)


Pero el tiempo, el tiempo, el tiempo... El verano se acorta; ayer, al volver  de El Ferrol y pasar por Pantín me detuve a ver cómo el sol me decía adiós, primero bajo las nubes de Pantín, luego sobre la playa de la Magdalena en Cedeira. Y era ya temprano, hacia las nueve. Recuerdo que cuando llegué, a comienzos de julio, a las once de la noche todavía el sol sostenía azules por toda la comarca.

Puesta de sol, ayer, en Pantín




4 comentarios:

  1. Wow! Interesante y divertido. Las fotos, como siempre, bellos pasajes. Quiero ver esa cámara cuando pases por Boston, no me creo más lo del movil!

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  2. Pero, ¡qué bonito artículo! Celidonias, cornejos, estramonios... ya me gustaría reconocer en el campo a tan ilustres personajes. Gracias por la ilustración botánica. A mí, ese avellano me parece muy bonito. Quizás no haya que podarlo...

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  3. Si no se le poda, Elvira, se va todo en ramas que nacen de la base, y no deja pasar. Hay quien dice que "son arbustos" y no hay que empeñarse en convertirlos en árboles. Lo de fruto, sin embargo, es verdad. Este lugar tiene la virtud de que el crecimiento y desarrollo de todo es exagerado; los labradores de la zona siempre hablan de "cortar", nunca de cultivar, plantar... Anda muy salvaje, porque tampoco yo tengo mucho tiempo; pero cuando te asomes por aquí, te lo enseño.

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  4. Chiqui, ya te dije que me compré una cámara nueva, pequeñita (cabe en la mano) a la vuelta de Boston. En Boston todo fue con el tfno. Me bañé con él aquí y se me estropeó; de ahí el cambio. La máquina, una sony, es la que tengo para fotografíar manuscritos cuando voy por ahí, pero yo creo que es muy sencilla.

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