En el proceso de documentación para los paseos históricos por Madrid, preparando estoy lo que se refiere a San Plácido, iglesia y convento, de documentación rica, extensa, dilatada y bien estudiada. La monografía de Carlos Puyol Buil, por ejemplo (Madrid: CSIC, 1995), espléndida por todos los conceptos trabajó con multitud de fuentes, particularmente con todas las del AHN, en donde se conservan los procesos. Lo último que he leído y conozco es una sínteses monográfica de Fernández Douro (del año 2005, en la UAM, a ciclostil), amén de muchísimas fuentes menores, entre las que se debe referir un conocido artículo de Mercedes Agulló como primera piedra.
Antes de redactar la viñeta sobre el lugar, el convento y la iglesia, sin embargo, quisiera subrayar que una de las fuentes esenciales no se ha tenido nunca en cuenta, o al menos yo no he visto que así fuera, y se trata nada menos que de un precioso autógrafo de Francisco de la Cerda, el hermano de la abadesa, obispo de Badajoz, que entrega su exposición y alegato en un manuscrito –que se conserva autógrafo en la BNE– que termina por llegar a la Inquisición. ¡Y que está digitalizado! Su fecha es de 1656; la monografía de Pujol acaba en 1660; Jerónimo de Villanueva muere, amargado y abandonado, en Zaragoza el 21 de julio de 1653.
Los capítulos de quien fue obispo de Almería y Badajoz están escritos después de haberse pertrechado de amplia documentación histórica y teológica, como era usual, además de contener amplias secciones descriptivas de los sucesos –de sus páginas he sacado el título–. A mi modo de ver hay que integrar este manuscrito en el conjunto de las reconstrucciones históricas.
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