He pellizcado el pan, recién comprado.
No he resistido hasta llegar a casa,
preparar la comida, disponer
la mesa y las restantes ceremonias
a que me obligan normas y modales,
las mismas que me obligan a callar,
esconder, resolver, sufrir miserias
de nuestra frágil condición humana....
A ver cómo resuelvo con doctrina
asumida los temas de tus labios,
y la piel de tus muslos abrasada....
De todo aquello que es tan inmediato
y que demanda ser, ya, devorado,
sin concesiones a la galería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario