Con sus brazos abiertos el invierno
espera que su frágil luz resista
la invasión de la niebla cegadora
cuando la tarde al avanzar se inclina
espera que su frágil luz resista
la invasión de la niebla cegadora
cuando la tarde al avanzar se inclina
hacia el azul cansado que perfuma
el aire, traza sombras, se retira;
y un rumor infantil las calles deja
abandonadas, tristes y tranquilas.
Es el invierno inevitablemente
el que borra la luz, el que la olvida,
el que quiebra las viejas ramas secas,
las que dejó el otoño en su huida.
Invierno vuelve, como siempre, vuelve.
Y llegará el silencio hasta la orilla.
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