No sirven palabras tristes
para versos de romance,
me gustan más los de amores
que saben casi a cantares,
de manera que si viene
que se nos muere la tarde
con la mano en mejilla
me pongo a cantar romances
y dejo que vengan tonos
y dejo que me empalaguen;
y así se disfrazan penas,
y así se ahuyentan males,
y hasta las lágrimas suenan
como flautas y timbales.
Cantar, cantar y cantar,
no hay nada mejor que ampare
la tristeza del ausente,
la soledad del amante,
el miedo con que miramos
lo que se viene delante.
Que extraña la condición
del que piensa, del que sabe,
que con el canto disfraza,
con la música se evade.
Tristeza me lleva al canto
y el canto se va al romance.
Hoy la vida sabe a poco,
hoy la vida a poco sabe,
que he visto que estaba cerca
y me ha parado un instante
a que prendieran mis ojos
en sus negros ojos grandes,
y allí fueron a parar
sin saber cómo mirarse.
No hubo amor, no hubo desdén;
mas miraron a otra parte.
Materia será de sueños
y de tortura constante,
luminaria en madrugada,
vieja fatiga de amante
que buscará las palabras
con las que pueda cantarse
lo que fue solo silencio,
gesto brusco y alejarse.
Y mientras lejos se duermen
los colores de la tarde,
yo recojo mi tristeza
y busco grabar su imagen
en estos versos sencillos,
en estos versos finales.
me gustan más los de amores
que saben casi a cantares,
de manera que si viene
que se nos muere la tarde
con la mano en mejilla
me pongo a cantar romances
y dejo que vengan tonos
y dejo que me empalaguen;
y así se disfrazan penas,
y así se ahuyentan males,
y hasta las lágrimas suenan
como flautas y timbales.
Cantar, cantar y cantar,
no hay nada mejor que ampare
la tristeza del ausente,
la soledad del amante,
el miedo con que miramos
lo que se viene delante.
Que extraña la condición
del que piensa, del que sabe,
que con el canto disfraza,
con la música se evade.
Tristeza me lleva al canto
y el canto se va al romance.
Hoy la vida sabe a poco,
hoy la vida a poco sabe,
que he visto que estaba cerca
y me ha parado un instante
a que prendieran mis ojos
en sus negros ojos grandes,
y allí fueron a parar
sin saber cómo mirarse.
No hubo amor, no hubo desdén;
mas miraron a otra parte.
Materia será de sueños
y de tortura constante,
luminaria en madrugada,
vieja fatiga de amante
que buscará las palabras
con las que pueda cantarse
lo que fue solo silencio,
gesto brusco y alejarse.
Y mientras lejos se duermen
los colores de la tarde,
yo recojo mi tristeza
y busco grabar su imagen
en estos versos sencillos,
en estos versos finales.
No sirven palabras tristes... :)
ResponderEliminarUn romance que anuncia la llegada del otoño.
Muy bien, sí señor.
Pues qué triste te ha salido éste. Pero con sentimiento.
ResponderEliminarMe voy a Nashville, solo por dos días, con lo cual me voy a perder el Bluegrass festival que empieza el día que salgo.
Ohhhhh... Ya sé que los domingos son los mejores días para llorar; ¡pero hoy es sábado! ¡Ánimo, eh! Que nos queda mucho otoño por delante.
ResponderEliminar"No hubo amor, no hubo desdén;
ResponderEliminarmas miraron a otra parte."
Qué nostalgia tan extraña... Qué belleza.