Collar habido con buenas maneras, de amatista, abalone, plata, cristal, jasper, peridots. |
Ayer se terminó el viaje
y tuve que regresar;
me esperan clases y clases
con un horario infernal
que los malos me pusieron
por eso de jorobar.
Dejo tierras, dejo gentes,
romances sin acabar,
revistas extravagantes,
libros, ríos, otro mar.
Dejo allí buenos amigos,
una estrella y un collar
que me traje de peridots,
agata, jasper, cristal,
abalone, plata... y más.
Y el Charles llegando a mares
en Boston, esa ciudad.
Todo esto materia es noble
de la mejor calidad
con la que se forja vida
trabada con amistad.
Con su poco de fortuna
Christopher creo vendrá
para ayudarme en las clases
pasada la navidad.
A veces de tan sencillos
los versos no dicen más,
que así son los romances
y las cosas de verdad.
Como lo del pan y el vino
de nuestro viejo refrán.
Me acuerdo hoy con nostalgia
de Boston, esa ciudad.
El romanceador coloca el collar en lugar adecuado, y envía la foto |
¡Me encanta! Fíjate que tenía un aire al "Adios rios, adios fontes / adiós regatos pequenos...
ResponderEliminarPara que disfrute aún más de su estupenda adquisición de delicado collar con finos colores, aquí le envío esto, de parte de John Keats:
ResponderEliminar"Una cosa bella es una eterna alegría:
su hermosura aumenta; nunca se
disolverá en la nada; y siempre conservará
una tranquila glorieta para nosotros y un dormir pleno de hermosos sueños, y salud, y respiración tranquila..."
Si no lo regala y se lo pone de vez en cuando, la amatista le disolverá los malos ánimos que tenga de vez en cuando y recuperará toda la energía positiva para hacerse con un buen y feliz otoño.
El collar queda muy bonito ahí, aunque el mejor adorno es el reflejo del espejo (no te lo creas!) Una foto bonita, entrañable. Lo hemos pasado muy bien contigo, Pablo. Eres el peregrino ideal... sobre todo porque comes tan poquito que sales muy baratico. Un abrazo.
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