Para llegar a ser un pervertido
bastaría con descubrir tus sueños;
quien vive no es quien habla ni quien
piensa
y no, no somos lo que parecemos;
cuantas veces cerramos nuestros ojos,
abrimos la verdad de los secretos,
porque todos vivimos más, Vicente,
en las cavernas de los pensamientos.
Es difícil librarse de estas redes,
y que se correspondan fuera y dentro,
actuar pensar imaginar sentir;
y solo luz para el comportamiento.
Costumbre extraña la de los humanos,
una vida tejida de silencios.
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