Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 1 de septiembre de 2011

desorden, desorientación, desidia, desigualdad....

Sensación de impotencia y de partida que está llegando al final. La famosa crisis. No hay noticia de huelgas de banqueros, ni de paro en consejos de administración o en el senado, ni subidas de impuestos que no afecten a las clases medias y a las más humildes. Hay protestas de profesores, de jubilados, de pensionistas, de maestros, de personal sanitario.... ¿De qué modo sigue evolucionando esta gran farsa para que al final haya venido a afectar a estas gentes?
Gente sencilla que, cuando hace sus cuentas, barrunta algo elemental: hay que  repartir mejor la riqueza, habrá de lograrse que nadie disfrute de sueldos –o riqueza– escandalosos en un contexto de paro, penuria o calamidad. La solución parece, en principio, la mar de simple: repartir mejor. Sería normal que, si eso se intentara hacer, se quejaran aquellos que disfrutaban de aquellos privilegios, por mucho que hayan trabajado para conseguirlos. Yo entendería una huelga de hambre encabezada por Esperanza Aguirre, Bono, La Duquesa de Alba, Florentino, Guardiola....; lo que no parece corresponder a la situación  de crisis es que la huelga y las protestas sean de profesores y jubilados. Y así es. Obviamente esas huelgas tienen su correlato social: no afectan a quienes llevan a sus hijos a lujosos colegios privados;  no afectan a los que en vez de ir a los ambulatorios acuden a hospitales de pago. 
Una de las primeras objeciones con las que enseguida se nos bombardea desde las instancias que rigen las comunicaciones es que "resulta mucho más complicado que eso", y a continuación nos explican  cómo funcionan los mercados y que eso sería un "suicidio". Probablemente ya ni se dan cuenta de que cada vez hay más gente a la que le tienen sin cuidado los bancos, intereses, movimientos financieros, agencias de calificación, etc.
Vamos a volver a decir todo de manera más sencilla, una vez más: no existe otra solución que repartir de modo más justo lo que hay. Ninguna persona, ninguna clase, ningún oficio, ninguna renta, nadie ni nada puede justificar que la diferencia entre unos y otros sobrepase –digamos, en tiempos de penuria– la distancia de uno a cuatro o a cinco o poco más. Y la condición humana no da pie a esas diferencias. Sobrepasar esos niveles es incurrir en injusticia. A los políticos les hubiera correspondido corregir los desvíos en ese sentido.
Es sencillo, pero quizá sea necesario decir las cosas clara y sencillamente, decirlas cada vez de modo más directo y sencillo.


1 comentario:

  1. No, si lo peor es que todos vamos a tener que ir a hospitales de pago como la Espe, porque eso de ir a los ambulatorios se va a acabar en breve. En Madrid, peor aún, pero es lo que los que van a votar eligen. Los que no han ido, su parte de responsabilidad tendrán también.
    País de poca solidaridad, España. En Alemania los empresarios ricos aportarán voluntariamente dinero para solucionar la crisis y sacar al país adelante; culpan a Merkel y a los políticos de no haberlo hecho ellos antes, es decir, haberles obligado a dar dinero. Aquí sacan muchas banderas pero el patriotismo sólo se ve en eso y en los deportes millonarios, ¡buah!

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