Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 13 de junio de 2010

Nada se puede ver desde el final


nada    se puede ver    desde el final
es inútil     dejar    horas perdidas
y el pensamiento alerta      agazapado
por si la noche     al cabo     se ilumina

algo existe      que puede con el tiempo
y no logra mostrar     lo que no sabes
ni decirte podrá    lo que no entiendes,
mientras que     rebuscamos en palabras

y recogemos     lo que va cesando
a nuestro paso       inútil es hablar
de la sagacidad de nuestra mente

de la caducidad de la belleza
o de la destrucción de los recuerdos
pasa      la luz       pasa      la vida      pasa

2 comentarios:

  1. ¡Qué bello poema!, muchas gracias, aunque a mí no me parecen inútiles las "horas perdidas". Me di cuenta de que nos hacemos mayores por la cantidad de horas perdidas que tuve cuando era jovencilla, mirando por una ventana durante horas y pensando en cosas ... o con un libro entretenida sin pensar en todo lo que tenía que hacer después. Ahora, más mayor, ya no tengo esa libertad: me parece que todo el tiempo tiene que ser productivo y, como mi tendencia natural es la de pensar en las musarañas y a ensimismarme, me siento culpable enseguida. En fin, que creo que son muy útiles para el alma las "horas perdidas" -un regalo que nos hacemos-; y que hay una belleza que no caduca, la que llevamos dentro y nos hace ver cosas bellas. Si dentro no existe, todo se ve más horrible. En un día de mal humor, todo se ve fatal. La belleza es algo subjetivo y no puede caducar. Al final, todo depende de nosotros (y es una gran responsabilidad). Pero su poema sí es bello, objetiva y subjetivamente. Enhorabuena y muy amable por escribirlo.

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  2. Vuelvo a ser la pesada anónima que ayer hice ya un comentario a su poema. Hoy, que vuelvo a leer sus versos -"ni decirte podrá lo que no entiendes ...", le dejo, de parte de Rubén Darío, "Yo te cantaré ahora un cuento crepuscular, con la precisa condición de que no has de querer comprenderlo: pues si intentas abrir los labios, volarán todos los papemores del cuento. Oye, nada más; mira, nada más. Oye, si suenan músicas que has oído en un tiempo, cuando eras jardinera en el reino de Mataquín y pasaban los príncipes de caza..."

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