Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 1 de junio de 2010

La Feria del Libro. "Su libertad el alma extiende"

Imposible ha sido llegar a la feria del libro este fin de semana, en Madrid, pues sábado y domingo hay demasiada gente: parece que el libro impone un ritmo de sosiego y de intimidad que no cuadra con el tumulto. De manera que, por ahora, he recuperado dos textos poéticos sobre el libro, en la línea del archirrepetido "Escondido en la paz de estos desiertos", de Quevedo, que he comentado en otro lugar, pero no menos logrados, de la amplia antología que he reunido de textos poéticos sobre el libro y la emoción de la lectura en nuestra historia literaria, tema sobre el que ya hay una dilatada literatura, por cierto.
Es de Lope el primero y lleva una leyenda, de Plinio el joven, que conviene a lo que decíamos del tumulto: "Multum legendum, sed  non multa":

   Libros, quien os conoce y os entiende,
¿cómo puede llamarse desdichado?
si bien la protección que le ha faltado,
el templo de la fama le defiende:
   Aquí su libertad el alma extiende,
y el ingenio se alienta dilatado,
que del profano vulgo retirado
en solo amor de la virtud se enciende.
   Ame, pretenda, viva el que prefiere
el gusto, el oro, el ocio al bien que sigo,
pues todo muere, si el sujeto muere.
   O estudio, liberal, discreto, amigo,
que solo hablas lo que un hombre quiere:
por ti he vivido, moriré contigo.

He conservado la forma antigua (ed. de Sancha, IV, 454, por si hay algún erudito).


El otro anda en un librito, casi folleto, de Antonio Carvajal (Noticia de setiembre, Córdoba, 1984) el excelso poeta granadino, con el título de


RONDA DE GLORIA DEL POBRE CUESTOR

Esta costumbre de paz interior
surge del libro que asciende a las manos,
viene a las manos que van al rosario,
   van del rosario al frugal corazón.
Van del rosario al frugal corazón
tramas de lenta estameña zurcida,
crueles punzadas de verjas y ortigas,
   súplica frágil del pobre cuestor.
Súplica frágil del pobre cuestor
abre mistéricos rosas y azules:
albas del alma los ojos traslucen,
luce en los ojos un valle sin sol.
    Luce en los ojos un valle sin sol
hecho a medida de noches oscuras;
canes de del agua que acechan
[la espuma
laten de asombro ante tanto candor.
Laten de asombro ante tanto candor
tibia campana que da al almocafre
pauta de clara plegaria, y las aves:
Aves que dicen también su oración.
   Aves que dicen también su oración
vuelan encima los viejos tejados,
vuelan los campos, los campos, los campos,
vuelan y cantan su amor y su amor.
    Vuelan y cantan su amor y su amor...
¿Qué soledades anuncia este cielo,
qué soledades los montes irguieron,
qué soledades el alba cerró?
   ¡Qué soledades el alba cerró!
Sobria conciencia capaz organiza
sobre los prados de su epifanía
siembra, sosiego, silencio y unción.
   Siembra, sosiego, silencio y unción
mano fraterna que da por limosna
luz soberana con toques de gloria,
gloria y costumbre de paz interior.


Carvajal necesita del primor para llevar la emoción a los versos, no nos hemos de extrañar por tanto ante una poesía con esas cualidades, que impregnan léxico, métrica, imágenes...; en ambos poetas, a pesar de la distancia, funciona ya sin embargo el "espacio interior", el logro del hombre moderno, como lugar en donde muchas veces se refugia la libertad y el arte.

1 comentario:

  1. Qué textos preciosos ha colocado en su página, gracias. Cierto que es imposible aburrirse si uno es aficionado a la lectura. La lectura es protección contra enfermedades, hastío, convalecencias, penas, angustias, desazones varias; pero no olvidar que, como escribe Cernuda, tan intuitivo y certero, “un libro debe ser cosa viva, y su lectura revelación maravillada tras de la cual quien leyó ya no es el mismo, o lo es más de como antes lo era. De no ser así el libro, para poco sirve su conocimiento”;
    y, sobre todo, es esencial hacer caso al poeta: “Que la lectura no sea contigo, como sí lo es con tantos frecuentadores de libros, leer para morir. Sacude de tus manos ese polvo bárbaramente intelectual, y deja esta biblioteca, donde acaso tu pensamiento podrá momificado alojarse un día. Aún estás a tiempo y la tarde es buena para marchar al río, por aguas nadan cuerpos juveniles más instructivos que muchos libros, incluido entre ellos algún libro tuyo posible. Ah, redimir sobre la tierra, suficiente y completo como un árbol, las horas excesivas de lectura."
    Por eso, de cuando en mucho ya, descanse usted de tantas citas, estudios y referencias para, a la menor oportunidad que tenga, poder marchar a algún río ... en una tarde buena.

    ResponderEliminar