Aun nos queda la referencia a una serie extensa de poetas, no menores, pero sí menos centrales en la historia de esta batalla, o porque se incorporaron tarde a ella, como es el caso de Santos Chocano, o porque partían de otros ritmos, como le ocurrió a Valle-Inclán, o porque llegaron a soluciones peculiares, como hizo Gabriela Mistral. Iré dedicando una entradilla a cada uno.
El peruano José Santos Chocano (1837-1934) comienza a publicar en 1895, y su dilata obra va apareciendo hasta 1944, aunque había fallecido en 1934, y realiza el mismo tránsito desde el alejandrino par dominante, con esporádicos casos melódicos (de Fiat lux, por ejemplo, 1908; o de Selva virgen, 1896) al uso de todas las modalidades, casi indistintamente. Véase del primero
Amo
el sol que chispea sobre el incaico trono,
como
un alarde ciego de lujuria o encono;
amo
el fulgor que nimba los cascos vencedores
y
las finas corazas de los conquistadores....
que
pertenece a la primera época, frente a los que pertenecen a Poemas del amor doliente (1937), en
donde se dan los tridecasílabos con acento en sexta, tipo:
¡Ni una canción me pi / des! Todas mis
poesías
en
el mismo soneto en que aparecen versos como
se entregaban las ninfas / en los viejos
caminos...
¡pues que libre me dejas / solo quiero ser
tuyo!
Es
posible que ese juego con el hueco del hemistiquio esté ya en
quisieran como glo / ria de un blasón severo
(de Selva virgen, 1896)
y en
algunos otros tempranos casos, aunque para entonces no he detectado en SCh el
uso de melódicos.
Aparte
de sus muchos escarceos juveniles las primeras ediciones de Selva virgen (1896, 1898, 1901 en París,
etc. son las que interesan), lo que se recoge en la de poesías completas de 1902
(BNE, HA 2156), catarata de endecasílabos que tarda en abrirse a otros ritmos,
aunque ya algunos (Paisaje, de 5+5+5;
Resurrección, de 6+6+6; la canción del beso, 8+8) ensayan el hemistiquio
antes de que cambie el siglo, antes de Selva
virgen, en donde, a mi modo de ver, es en “La canción de las tinieblas”,
dedicada a Salvador Rueda, en donde por primera vez ensaya el alejandrino, en
su modalidad mixta, pero sin ningún tipo de libertad en su disposición
hemistiquial.
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