1
pondré sobre la mesa unas manzanas
abiertas y un limón cortado en gajos
en una fuente azul de loza antigua
que cubriré con un mantel dorado
y en la penumbra del rincón dispuestos
como jardín que cultivé en un jarro
los crisantemos que sequé y mimosas
en juego con la flor de los geranios
y sonarán nocturnos los silencios
de chopin en los dedos del pïano
para vestir de luces amarillas
la dulce oscuridad de aquel espacio
ya ves dispuse todo para ti
no me creo que lo hayas olvidado
2
un piano está sonando por la casa y no dice hacia dónde se encamina
láminas de silencios que atraviesa
veces hay que no vuelve si se olvida
sugiere cobijado en lo que sueña
sin saber lo que sabe se desliza
y se aleja tan lejos que abandona
no dice si adelanta o si retira
un pïano de dedos trasparentes
cristales que en las manos se recitan
regresa a donde nunca nos iremos
le sobra lo que falta mientras viva
alcanza los lugares que no existen
al tiempo que no muere se destina
3
una paloma se ha posado sobre
la pétrea cabeza de Verlaine;
muy cerca anda chopin, algo perdido,
entre aligustres, pinos y otras plantas;
más lejos, baudelaire, descolorido
se ha quedado mirando adolescentes
que salen del liceo de montaigne,
casi todos fumando sin parar,
necesidad de ritos iniciáticos;
los jardines esconden más estatuas
la mayoría sucias y deformes;
faltan vallejo y borges y machado....
No concede parís ninguna tregua
a la memoria de las emociones.
Lanzarote |
vade retro, Lamela
Yo quisiera, doctor, ponerme malo
de modo natural sencillamente,
irme a la cama con algún dolor
y que me suba al descansar la fiebre;
que no me anden hurgando con tubitos,
y si me pinchan, en el culo siempre,
sin usar aparatos ni llevarme
a la gran sala donde todos mueren;
si pudiera, elegir algo de música,
–chopin, los beatles, un ravel muy breve....–
una enfermera de vestido abierto
que me arrope, me cure y que me vende.
Y cerca, al lado, sin marcharse nunca,
que barbolilla diga que me quiere.
Por un fresno de olor pierdo el camino:
ya estaban en la Cuesta de Moyano,
reaparecieron cuando fui a buscar
el abedul perdido en el estanque;
tan borracho de hallazgos iba que
tomaba las acacias por robinias
y los chopos por abedules, vaya.
Mal anda este aprendiz de árboles nuevos
que ni siquiera ha visto en flor paulonias
y creía que el palo santo daba
caquis, fruto tardío, como yo,
que he descubierto que la luna llena
produce los nocturnos de chopin
y que el fruto del piano me acaricia
cuando se abren las flores de los fresnos
Botánico de Buenos Aires |
Por un fresno de olor pierdo el camino
todo lo que me queda son poesías
hilera de palabras que suceden
y ritmos que se van de melodías
solo parece que es un juego más
pensar los versos meditar las sílabas
empeñarse en decir lo que ha pasado
y acercarnos tranquilos a la orilla
sin embargo chopin aun me conmueve
y me da gallardón espanto y risa
me gusta compartir con quien va al lado
y todavía quiero a barbolilla
todo será que de repente vengan
y me obliguen a resolver con prisa.
Qingdao, anochecer desde la vieja casa de Chan-Kay-Che |
Luna llena en Qingdao
Al borde de un nocturno de chopin
su soledad el caminante evoca
se fue a trasmano por los andurriales
sin casi libros con un bloc de notas
vendrá la eternidad muy a su paso
con alguna canción de poca monta
con el wagner redicho que acostumbran
para esconder con ruidos tantas sombras
no sabrán elegir un buen bolero
mira que se podrían cantar coplas
y uno aquí con la mano en la mejilla
pensando en componer una gavota
Chopín me recrimina con dulzura
luna llena y un mar dulce sin olas
Al borde de un nocturno de chopin
su soledad el caminante evoca
se fue a trasmano por los andurriales
sin casi libros con un bloc de notas
vendrá la eternidad muy a su paso
con alguna canción de poca monta
con el wagner redicho que acostumbran
para esconder con ruidos tantas sombras
no sabrán elegir un buen bolero
mira que se podrían cantar coplas
y uno aquí con la mano en la mejilla
pensando en componer una gavota
Chopín me recrimina con dulzura
luna llena y un mar dulce sin olas
Catedral de Florencia |
Traje de ceniza
He pensado en vivir cuando me muera,
marcharme a otro lugar más ventajoso
desde donde los prados en estrellas
inviten al sosiego y al reposo;
llevarme un ángela de un viejo sueño
al balcón de los astros más hermoso
y en sus alas teñidas de horizonte
mi cuerpo abandonar muy poco a poco;
solo sus dedos en mi piel desnuda,
roce sin fin en caracol de oro,
mientras suena en la cuna de los vientos
chopin al piano, bach al clavicordio.
He pensado en vivir de otra manera.
Y compondré los versos de otro modo.
Saint Julian le Pauvre (Paris) |
N.P.
recito a Garcilaso cuando cruzo
le petit pont y el tiempo recobrado
Chopin se anuncia en san Julián le pauvre
el mar remoto y gentes he dejado
es casi niebla azul la de esta tarde
que envuelve un Saint Jacques difuminado
y las calles y plazas y las gentes
todo vive y se agita Garcilaso
¿Qué les pasa a estos versos que tan dulces
cuando me paro a contemplar mi estado
cómo es posible que así suenen como
versos tan viejos limpios renovados?
en sus ojos azules ¿o eran verdes?
en sus ojos miré en sus ojos claros
El Retiro, Madrid, en otoño |
a veces el lugar reconocido
donde sé que lo que ya estuvo estaba
por eso escucho a brahms voy al Retiro
y el viejo pantalón y la bufanda
hago bizcochos si la tarde va
lenta o triste sin voz lejos extraña
y dejo por la noche que chopin
y me enciende la luz de madrugada
por eso en mis paseos barbolilla
a veces y tan lejos me acompaña
y con la risa de los niños ando
cuando juegan y corren en la plaza
por eso a veces miro donde sé
que no hubo nada antaño que no hay nada
El piano de Chopin suena algo extraño
en los trenes de china, regionales.
¿No compuso el preludio cuatro para
que lo escucháramos con el gentío
de le estación? ¿con los que dormitan
en el inmenso hall y esperan que
el altavoz anuncie ya su tren
o forman cola para los billetes?
Suena el preludio cuatro de chopin
con el sabor que cobra todo aquí,
agridulce, sabroso, popular.
Dentro de poco, Bach; a ver que pasa.
Facebook no tenía esto previsto.
que escribiera un soneto cada día.
12
Tema de Barbolilla
Barbolilla que estás lejos y ajena,
te amo, como a Chopin, todos los días;
estos versos recuerdan tu dulzura
mientras vuelvo a sentir que te quería.
Los años, que nos hunden poco a poco,
te llevan al rincón donde se olvida;
de allí voy recogiendo nuestras cosas,
tus ojos negros, tu ademán de niña;
las noches que te quise intensamente
me dejaron tu voz azul prendida,
y ya no sé qué hacer cuando me vienes
al cansancio final de la partida.
Que todo se nos va mientras queremos.
Sin saber dónde va, se va la vida.
13
Londres
Escuchando a Bartok y a Cesaria Évora
trascurre el viaje en bus a San Pancracio.
A la altura de Aldgate Place sube
un oriental con ropa militar,
acribillado el rostro por los piercings
y el pelo en cresta verde y plata, como
mariposa. Bishopgate. Twoeufive.
Es imposible pronunciarlo todo.
Salta Chopin en el I Pod. Me acuerdo
de ti. Los árboles de Euston Road
acarician la luz de los cristales
cuando pasamos en el bus juntos;
el aire se estremece y se retira.
Estás aquí. Te llevo de la mano.
Escuchando a Bartok y a Cesaria Évora
trascurre el viaje en bus a San Pancracio.
A la altura de Aldgate Place sube
un oriental con ropa militar,
acribillado el rostro por los piercings
y el pelo en cresta verde y plata, como
mariposa. Bishopgate. Twoeufive.
Es imposible pronunciarlo todo.
Salta Chopin en el I Pod. Me acuerdo
de ti. Los árboles de Euston Road
acarician la luz de los cristales
cuando pasamos en el bus juntos;
el aire se estremece y se retira.
Estás aquí. Te llevo de la mano.
Malde (Cedeira, La Coruña). Casa del rapsoda |
Esta casa conoce tantas cosas,
ha vivido conmigo mucho tiempo,
hubo veces que abrió todas las puertas
otras hubo que fue para secretos;
tuvo amores y tuvo desengaños,
tantas veces oyó lo de te quiero,
ahora sabe que solo permanece
el juego de las luces sobre el tejo;
cuando llegan las lluvias del otoño
el tojo y el carballo van al fuego
las llamas crecen encendidas mientras
esperamos los dos que llegue invierno.
El piano de chopin suena en la noche;
escuchamos la música en silencio.
15
Conversaciones
Le he preguntado a soledad si es buena
o si es mala; –"Depende...".– me contesta,
mientras se queda pensativa, lejos;
–.... "si pones músicas desconocidas,
me gusta estar así contigo a solas;
pero me punza el corazón si escucho
a los beatles chopin o sostacovich,
y si es música china o moustaki
lo llevo muy mal, todo, la verdad;
también te tengo dicho, como sabes,
que no me dejes sola durante esas
interminables tardes del domingo....
Por lo demás yo estoy igual que tú
bastante despistada". Y me sonríe.
16
jardinero que fue de las estrellas
nocturnos que despiertan si la noche
y en brazos de la luna se despliegan
nocturnos que refrescan los sentidos
que rozan los silencios y los tensan
los más hondos abismos que se alcanzan
que recogen que dicen y que dejan
y luego entonces y después así
se apagan sin dejarnos y se alejan
un perfume de noche queda abierto
soledad se desnuda más intensa
tantas veces creí que al fin aquello
tantas veces creí que aquello era
Luz y sonido nocturnos en el lago del oeste de Hangzhou |
Hola, chopin muy buenas noches ¿sabes
que todavía elijo tus nocturnos
para mirar hacia la plenitud
cada vez que se apaga el día, cuando
se puede desechar lo que nos sobra
y recorrer las viejas galerías
que el amor invadió que la ternura
sin que nos tachen de sentimentales?
Yo no sé cómo guardas lo que fue
imperceptible todavía cerca
cómo conservas lo que nadie supo
más que sentir como lejano anhelo
melodías que van a los secretos
ha sido todo hermoso y triste ¿no?
Lijiang (Yunnan, China) |
Tristeza de chopin al piano lenta
mente dice y se queja por lo que ama
se entretienen sus dedos y se enredan
negras teclas enredan nubes blancas
armonía dispersa de sonidos
de tiempos de recuerdos de miradas
lo que vivió conmigo tantas veces
se estremece en las hojas y en las ramas
tristeza que ha venido olor de campo
impregna el aire tibio esta mañana
en cualquier sitio dejaría todo
si es que algo queda dejaría nada
este gesto prendido en el espacio
un instante de luz que ya se apaga
El rapsoda baila el romance |
Y su romance
Dicen que no se debe hablar en verso
de nuestra intimidad, que lo privado
es de mal gusto que aparezca así,
directamente en verso. “No es poesía”.
Dicen que no se debe hablar en verso
de nuestra intimidad, que lo privado
es de mal gusto que aparezca así,
directamente en verso. “No es poesía”.
Vamos a ver qué pasa si lo digo:
amo a la emperatriz Isabel,
la que pintó Tiziano, rubia y blanca,
amo a Suny, a Chopin, a los turrones,
me vuelven loco los helados, amo
a Javi, a Nacho, a Helianuska, a Pauet,
a las parejas del Retiro cuando
aprovechan las sombras de la tarde
y se atiborran a mimos y a besos;
me enloquecen la fruta y las natillas,
amo a la panadera, y a la chica
del pendiente, en el bar de la plazuela
roja, en Cedeira, y a sus grandes ojos
claros que nunca me han mirado cerca
más que en sueños, y cómo amo a mis sueños;
también amo a Diäna, y a Pilar,
y a Barbolilla –que la sigo amando–,
y a Mercedes, y a Jose, y a Jose
(son distintos, son dos) y a Víctor, Tibi,
Paula, Lola, Everardo… (¿quién será?,
con la pasión se me cuelan extraños)
y a las dos martas… No amo pero nada a:
mis compañeros de departamento,
al antipático del mostrador,
el calor excesivo, la tristeza,
la suciedad de los rincones altos,
la comida mal hecha, las arañas…
y sobre todo no amo al desamor,
me destroza el olvido, la tristeza,
no sé qué hacer con la melancolía,
a diario lucho con las melodías
de las canciones que aprendí mientras que,
“mientras que” solo puede completarse
con travesías y recuerdos viejos
que ni se sabe dónde estarán ahora…
Vaya. He perdido el hilo de los versos.
El caso es que barrunto que podría
seguir durante muchísimo tiempo
amando y desamando con pasión,
con ternura, en silencio, sin que digan
los versos esas cosas reprochables;
pero, ¿no son los versos las palabras
con que enlazamos nuestros pensamientos
para reproducir lejos y fuera
lo que atraviesa nuestro corazón?
(Y entiéndase por tal el escondrijo
interior y profundo e incomprensible
donde se cuece nuestra pobre vida).
Amo y desamo y hago versos y amo.
Y mira que lo digo otra vez y
que no me canso de decirlo y que
no diré nada si no digo lo que amo.
amo a la emperatriz Isabel,
la que pintó Tiziano, rubia y blanca,
amo a Suny, a Chopin, a los turrones,
me vuelven loco los helados, amo
a Javi, a Nacho, a Helianuska, a Pauet,
a las parejas del Retiro cuando
aprovechan las sombras de la tarde
y se atiborran a mimos y a besos;
me enloquecen la fruta y las natillas,
amo a la panadera, y a la chica
del pendiente, en el bar de la plazuela
roja, en Cedeira, y a sus grandes ojos
claros que nunca me han mirado cerca
más que en sueños, y cómo amo a mis sueños;
también amo a Diäna, y a Pilar,
y a Barbolilla –que la sigo amando–,
y a Mercedes, y a Jose, y a Jose
(son distintos, son dos) y a Víctor, Tibi,
Paula, Lola, Everardo… (¿quién será?,
con la pasión se me cuelan extraños)
y a las dos martas… No amo pero nada a:
mis compañeros de departamento,
al antipático del mostrador,
el calor excesivo, la tristeza,
la suciedad de los rincones altos,
la comida mal hecha, las arañas…
y sobre todo no amo al desamor,
me destroza el olvido, la tristeza,
no sé qué hacer con la melancolía,
a diario lucho con las melodías
de las canciones que aprendí mientras que,
“mientras que” solo puede completarse
con travesías y recuerdos viejos
que ni se sabe dónde estarán ahora…
Vaya. He perdido el hilo de los versos.
El caso es que barrunto que podría
seguir durante muchísimo tiempo
amando y desamando con pasión,
con ternura, en silencio, sin que digan
los versos esas cosas reprochables;
pero, ¿no son los versos las palabras
con que enlazamos nuestros pensamientos
para reproducir lejos y fuera
lo que atraviesa nuestro corazón?
(Y entiéndase por tal el escondrijo
interior y profundo e incomprensible
donde se cuece nuestra pobre vida).
Amo y desamo y hago versos y amo.
Y mira que lo digo otra vez y
que no me canso de decirlo y que
no diré nada si no digo lo que amo.
Pues fenomenal también este segundo "concierto" de la serie. Poemas que ya sabíamos con algunos que no y, los que se conocen, ahora parecen otros en su armonía. La ilustración, como siempre, buena y amena. Felicitaciones y que lo siga pasando bien. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, anónimo, constante y generoso lector.
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