Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 15 de diciembre de 2011

El Conde de Villamediana (5). Hacia el corpus documental


En esta y otra nueva entrada sobre el Conde de Villamediana, recopilo informalmente el conjunto de trabajos y referencias en donde se encuentra la biografía –documental– del Conde de Villamediana, casi siempre organizada precariamente en torno a una serie de noticias, que recoge J.M. Rozas en el número 11 de Cuadernos Bibliográficos (Madrid, 1964): se trata de referencias, a veces mínimas (Almansa y Mendoza, Angulo y Pulgar, Pinheiro da Vega, relaciones, La Cueva de Meliso....), que en su mayor parte fueron vueltas a recoger por Cotarelo (su monografía se ha vuelto a reeditar en Madrid: Visor), Rosales (en Gredos) o los dos editores de sus poesías (en Planeta y en Cátedra, respectivamente). Hay una curiosa novelización jalonada de leyendas por Carolina-Dafne Alonso Cortés (Villamediana, 1992), nieta del gran investigador vallisoletano (Narciso Alonso Cortés), y que nos servía libros durante muchos años en la sala Cervantes de la BNE. Narciso A.C. alcanzó a reunir una treintena de documentos sobre el Conde, de los que dio noticia en 1923 (en la BBMP) y con los que organizó otro libro muy apreciable sobre la muerte del Conde (1928). La pequeña colección de Alonso Cortés y los documentos aportados por Pérez Pastor en la Bibliografía madrileña constituyen la aportación mayor para la reconstrucción de la apasionante biografía del Conde. Las referencias que yo añadiré son de cuatro tipos, por el momento: las referencias documentales de Simancas (manejadas recientemente, he visto, por Finaldi); las del Palacio Real; las de la Biblioteca Nacional y las más numerosas de todas, las del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, que suman casi un centenar de documentos. Y no, no he encontrado las causas de su asesinato, como no he encontrado las causas de la prisión en San Marcos de León de Quevedo, ni la confesión directa de autoría de El Lazarillo.... Como si en la investigación histórica anterior se hubiera hallado alguna vez ese tipo de documentación, que por su propia naturaleza no existe, sino que siempre ha de colegirse de otra serie de documentos y sus circunstancias, ya que así trabajan los historiadores. Es verdad que a veces el documento apunta directamente al centro del accidente histórico, y eso pasa con el Lazarillo o con la prisión de Quevedo, por ejemplo, sobre la que –en este mismo blog– ya he dado a conocer datos nuevos (de 1642) que permanecían enterrados en legajos y manuscritos. Los datos, por lo demás, hay que contrastarlos y estudiarlos una vez descubiertos. Pongo un ejemplo.

Sabido es que Juan Antolínez en su conocida Historia de Valladolid, de la que hay ediciones modernas (1887), pero que se conserva en multitud de manuscritos de la época (véase nuestro catálogo de manuscritos de la BNE), redacta un capítulo sobre la fundación del convento de san Agustín en Valladolid y allí comenta que adquirió y dotó una capilla de enterramiento el padre del conde, el primero que así se titula, don Juan de Villamediana, en 1606. Sin embargo, lo que yo he encontrado es una larguísimo documento en el que se compra, dota, etc. dicha capilla, enterramiento e incluso futuras estatuas ("bultos") en San Felipe de Madrid, es decir, en el convento de los agustinos que se levantaba enfrente de las casas del Conde, al lado de la Puerta del Sol. Como la fecha coincide con la vuelta de la corte de Valladolid a Madrid y con la muerte del I Conde de Villamediana, pues he debido detener la investigación y averiguar exactamente en qué términos anda todo esto. Ofrezco varias páginas del documento en cuestión, en este caso encontrado casi por casualidad cuando buscaba otros que se hallaban en el mismo legajo. Reproduzco solo tres páginas del original, entre ellas la primera, en donde se dice bien claro que se trata de San Felipe de Madrid. NO transcribo, porque la letra es fácil.




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