Aureliano de Beruete y Moret, vista de toledo [1909] |
Son los restos, la parte que uno no ha ordenado en sus ficheros, y en su vida: un paseo entre árboles centenarios camino del caso viejo; esa estatua absurda de una monja como representativa de "la mujer toledana"; el Cristo filipino encorvado por necesidades del marfil; el cuadro con el fraile escribiendo y observando; las miradas a través de los ventanales sobre los tejados de una ciudad bella y confusa; el paisaje desde perspectivas que no estaban preparadas; la comida de una parrilla de verduras en "El Trébol", que debe ser lugar de moda; el panteón de los Duques de Medinacelli, que sigue llenándose; aquella pintura de don Juan de Acuña, probablemente el último Conde de Buendía antes de ser adscrito el título a la casa de Lerma (¿de Pantoja?), con gafas, que tomé a hurtadillas –y me pillaron, por eso está borrosa– en el palacio de los Medinacelli; las arcadas en el claustro del Palacio Tavera; una custodia a través de la cual contemplé las paredes del museo sacro;.... Restos que podrían ser algo, no se sabe de qué, y que aquí dispongo, uno detrás de otro, como un museo más del paseante circunstancial por tan hermosa ciudad:
Muy buena información.
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