Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 10 de diciembre de 2013

Libros para maleta y vicios bien mantenidos



La duda suele ser esa: ¿qué libros me llevo? Todo depende de tiempo, lugar y circunstancias; pero la pregunta no es baladí, algunas veces me he quedado sin lectura, por haber elegido poco o mal, y otras me he excedido por no poder consumir todas las páginas y sobrecargar la maleta. Ha de ir la novela, eso está claro; ha de ir el libro de poesías, también, porque si no, ¿qué mejor para leer en el silencio de la noche?; y quizá también hayan de ir los libros que apuntan hacia el lugar del viaje o hacia el itinerario. Y no hay que desechar que en ese lugar o ese itinerario se adquieran libros adecuados, es lo suyo.

JRJ
Una muestra para un reciente viaje a Granada: la guía (la de Gallego Burín) y un par de libros más o menos conectados, y no muy conocidos en algún caso, "Olvidos de Granada", uno de los proyectos poéticos de Juan Ramón Jiménez, en facsímil; y también en facsímil, un clásico, el Romancero gitano de Lorca.

JRJ diferenciaba mucho su escritura, como todos, según las
circunstancias y el tipo de escrito: extremaba sus estilos caligráficos.
En este caso: carta informal
Naturalmente que al  lado de la línea clásica, otra más delgada para cultivar los vicios. Hay quien se va hacia el mundo de la naturaleza, hacia las artes culinarias, hacia los libros de misterios, hacia el universo del erotismo, hacia las artes y tradiciones populares, hacia el mundo del motor.... Todos los vicios deben cultivarse cuidadosa y generosamente, sin que nadie intente llevarnos por el camino de "su" virtud o la de su credo. De modo que un rincón de la maleta para el último folleto sobre cocina o las novedades en jardinería, pongo por caso.



Las lecturas pueden alargarse si se elige el tren, incluso si se va en avión –imposible a Granada, cuesta lo mismo que ir a Laponia o a Sudáfrica–, para las largas esperas de los aeropuertos, todos iguales, aburridos, desangelados, padeciendo su particular "globalización" y la subida generalizada de precios a un 100 o 200 por cien de lo usual (¿hay alguna razón?), en donde uno se pone la máscara de borrego y se deja zarandear sin piedad, por mor del tiempo. Un buen libro alivia tales calamidades.

Exposición actual (Casa de los Tiros, Granada)
Mejor no dejar la lectura a las pequeñas librerías de los aeropuertos: tienen todas lo mismo, por lo general, narraciones aburridísimas y mal escritas, traducciones de éxitos editoriales, versiones de películas o series de TV y los últimos panfletos políticos de prebostes que, no contentos con ocupar los telediarios y las cabeceras de los periódicos, pretenden también que leamos lo que no alcanzan a pensar durante nuestros viajes y nuestras vacaciones.




4 comentarios:

  1. Hola, Pablo. Voy a estar un par de días por Madrid. Cambié de móvil y estoy sin tu teléfono. Por si te viene bien un café. Adriana. adrianastsupery@hotmail.com

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  2. Para viajar a Granada, con ir bien abrigado, subir y bajar las preciosas cuestas, recorrer el bosque en la colina de la Alhambra, tomarse unos vinos y, ya exhausto, va a dar igual el libro que lleve; a la primera página y con tanto oxígeno se pone uno a dormir a pierna suelta.

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  3. Creo que no, anónimo, pero agradezco tu sugerencia.

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  4. Pues yo estoy con anonimo! Muy bonita entrada, Pablo.
    Que retorcida la letra de J.R.

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