Estoy teniendo una vejez muy mala,
siento la irritación absurda y fácil
que siempre rechazaba en los mayores,
y los viejos prejuicios enquistados;
me sigue enamorando casi todo
irremediablemente, y a hurtadillas,
con mi lista de vicios voy cumpliendo;
lo malo es que no veo solución.
En un alarde de insinceridad
sin precedentes, que destruye
mis sólidos principios morales
y me deja desmoronado y triste,
he resuelto que vayan a los versos
estas lucubraciones tan inocuas.
jugadores de cartas en Qingdao (China) |
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