Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 14 de junio de 2015

Mouffetard





Si uno anda por el centro –el V distrito, el barrio latino– darse una vuelta por la calle Mouffetard siempre es una tabla de salvación para el último bocado, comprar lo que se olvidó.... o sencillamente paladear el sabor de Paris. Hay muchos otros sitios, dependiendo de los barrios, desde luego, pero la calle ha sabido conservar el viejo sabor de mercadillo, lugar de encuentro y cruce hacia ningún lado.... aunque algunos de los mejores establecimientos desaparecieron: allí estaba una de las mejores creperies de París, lo que ahora no es tan fácil de encontrar, por mucho que así las anuncien, en dura competencia con los restaurantes libaneses.  Se dice que la plaza de la Contrascape, en su centro, o la desembocadura en el mercado de Saint Médard, son la esencia de aquellos lugares; en realidad son el lugar del bullicio, pero más hermoso, si cabe, es el trazado geométrico de la Estrapade, muy cerca, y las derivaciones hacia la calle Monge, al salir de la Mouffetard. 





Lo que sigue y lo que precede es un paseo, pues la recorrí un día de fiesta por la mañana, cuando todavía no se había llenado de turistas –la Mouffetard gusta tanto del día como de la noche– y los establecimientos se habían repeinado ya: restaurantes y cafés, las dos o tres tiendas de pescado fresco (algo más raro en París), las fruterías y verdulerías, las tiendas de vino, las de tartas, las cuatro o cinco gloriosas "fromageries" y, desde luego, las boulangeries, que se distinguen –como en la foto– porque siempre tienen una discreta cola.




Y cómo dije en la entrada anterior, Zurbarán nos espera en Saint Médard, frente a una heladería de precios imposibles. ¿Qué más se puede pedir?



Vamos a dejar alguna foto de L'Estrapade, sin que se entere nadie, porque es como una pequeña traición a la Mouffetard.



No hay comentarios:

Publicar un comentario