El ideal es perderse por alguno de los barrios madrileños: Argüelles, Lavapiés, El Retiro, Malasaña.... al final siempre se encuentra uno en alguna de esas estrechas callecitas, sorprendentemente renovadas por artesanos, iniciativas, tiendecillas..... que van limpiando la cara a la mugre y ofreciendo sabe dios qué. ¿Habrá público para tanto establecimiento nuevo? Parece que sí.
Me perdí a la salida de Caixaforum por las callejuelas de detrás, que suben por la plaza de las Letras –más bien feota– y obtuve unas cuantas fotos de la calle de Almadén que muere en la de los Fúcar, apenas cien metros; la de los banqueros a su vez desemboca en la calle de Atocha, mediada, cerca de la casa que fue de Alarcón, el novelista del S. XIX. Ya iba siendo mejor la hora del café que la de la comida, pero bares, tabernas, restaurantes y "taperías" –nombre nuevo– estaban llenos.
Camino de la filmoteca, del Dore, entré en ese curioso centro de iniciativas digitales (MedialabPrado), que no parece tener función muy clara ni actividad mayor.
La cuestión de la filmoteca madrileña es una de las más delicadas y problemática porque, al parecer, "se va a renovar", ya que tiene algunos problemas. El precioso edificio modernista conserva, entre otras bendiciones, la sala de cine más
hermosa de la capital, la que se llama sala 1, y otra pequeña abajo (la sala 2), además de la terraza de verano, donde también se puede ver buen cine en julio y agosto, y la estupenda cafetería, que tiene el anexo de una librería especializada. Es toda una joya de la capital. Ojalá quienes conocen aquello y de quienes depende tomar decisiones preserven este auténtico santuario, en el corazón de uno de los barrios más populares y animados de Madrid, a la espalda de Antón Martín, es decir: el centro de universo.
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