como el sol de
noviembre que acaricia
la gracia de
las hojas de este tejo
llevaría mis
manos al dorado
blanco oscuro
desnudo de tu cuerpo
como el roce
amarillo que las mueve
apenas
queja mientras pasa el viento
mis manos en tu
piel recorrerían
secretos de las
sombras con mis dedos
cada vez tan
más frágil la caricia
el roce cada
vez tan muy más lento
piel que tersa deslumbra la quietud
humedad que se queja y deja el beso
como el sol de
noviembre atravesado
hojas ramas
y tronco de este tejo
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