Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 15 de agosto de 2015

en busca del reino perdido: Shangri-la


El viajero hace penitencia y comenta a sus amigos los últimos haceres en lejas tierras. También les pide perdón por el abandono. "Lejas" es un adjetivo que tomé de Lope, exactamente de un parlamento de Casilda en Peribáñez ("... labrador de lejas tierras, / ¿quien te dio tanta malicia?...") Por ahí sale la pedantería.

Casa típica de Shangri-la, que se suele enseñar
los saltos y rápidos del Yangtse
El caso es que, como hace todo el mundo, también he ido en busca de la tierra prometida, que eso más o menos es lo que representa el mito de Shangri-la, lugar que se dice que existía en algún valle del sureste de China, en las cercanías del Tíbet, habitado por gentes sencillas que mancomunvivían y disfrutaban en un lugar idílico que naturaleza preservaba de los ataques de la modernidad, la avaricia y otras desgracias. El pueblo a donde a uno le llevan son cuatro casas de historia incierta, que los guías explican prolijamente. Han quedado en algunos versos del viajero. 
La tierra prometida está en los los valles y montañas, en algunos por ejemplo que recogen en lago el deshielo de las nieves; allí te enseñan yaks, ganado (caballos, vacas....), enormes mastines negros, y aprovechan para hacer comercio con los turistas, que acuden en centenares de autocares a contemplar el salto del tigre, un lugar del Yangtsé que se ahonda y estrecha al mismo tiempo, produciendo durante unos 20 kms. rápidos y cascadas. En algún lugar he leído que se trata de la mayor garganta fluvial del mundo, por su longitud y por la profundidad del río, que a veces hace espejo a montañas que suben más allá de los 5000 metros. Un verdadero espectáculo de la madre naturaleza.

El viajero ha conseguido tomar parte en una excursión de dos días de visitantes chinos, y hacer amistad con tres chicas chinas, que enseguida, asombradas de que yo ande solo por allí y chapurreando un mandarín que nadie entiende, se han encargado
de ayudarme; la hospitalidad del pueblo chino es proverbial. Se llaman "Liuyang", (que yo traduzco indebidamente, pues son nombres, como 'del tipo del sauce') "pengweiwei" y "pengwei"'; y con dos de ellas (la tercera hubo de volver a su ciudad, Cantón o Guanzhou) he viajado por los pueblecitos lejanos, he ido a las gargantas del Yangtse, a Shangri-la, al famoso hospital del doctor Rock....; han sido dos días llenos de acaeceres que no caben en varios capítulos de este sencillo blog. Lo mas importante es que gracias a su simpatía y compañía he asistido a una verdadera fiesta China, de tres horas largas, cena incluida, rematada con espectáculos y baile nocturno en torno al fuego; una delicia para los muchos niños que formaban parte de la excursión y para el menda lerenda (al paso: Google me subraya en rojo "menda lerenda" e intenta convertirlo en 'ir de merienda'). He conocido lo que se come en cada lugar, lo que se dice en cada ocasión, lo que no se hace, y he vivido de cerca y continuamente con un grupo de gente amable, cariñosa y divertida. En la próxima entrada daré ilustraciones, es muy difícil hacerlo ahora, porque no puedo pasar todas las fotos desde una máquina al ordenador (funciona con el correo de Google la censura china).


Esa sombra es mía, sacando la foto
En cuanto al paraíso, lo encontré: en uno de esos valles que recogía un lago estaba, por eso el viajero, en la foto (que no he podido publicar) se asombra, abre los brazos y salta. 
Y allí lo deje, para volver a Lijiang, agotado, en donde ahora descanso en   compañía de los cipreses centenarios que jalonan la subida a la pagoda Wanggu, uno de los cuales se asoma a mi ventana y me canta la lluvia sobre los tejados de la vieja ciudad.
Yo le devuelvo unos versos, y así andamos los dos:




[旅游者 的 游记 / notas del viajero]

quinientos años y el ciprés resiste
bien hundió sus raíces en la tierra
la colina lo luce como mástil 
grises y azules en la ciudad vieja

poco a poco se marchan los turistas
el ciprés, la ciudad, la luz se quedan
el tronco del ciprés es gigantesco
asusta por la noche a quien se acerca

se ha posado el silencio alrededor
el viajero descansa. mira y piensa
¿dónde esta la belleza que me atrapa?
ciprés   noche    silencio    ciudad vieja

un poso de recuerdos que se pierden
nos deja desprendidos y sin tierra


II
Shangrila es un lugar abandonado
en medio de montañas y de valles
cerca de donde nace el río Yantgse
pocas casas y muchos autocares

te enseñan lo que dicen que fue antaño
sin plazas    y sin gente     y sin calles
hay damas que se visten con trapajos
te venden piedras    telas y    metales

también de aquí se fue el tiempo viejo
los hoteles son feos y abundantes
la comida muy mala y peor servida 
solo me gusta lo que da el paisaje

la historia se mantiene a duras penas
nadie recuerda lo que no se sabe 



[PROMETO CONTINUAR, no me gusta nada que me riñan]

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