Solo me queda una tarde en Yunnan y se me han amontonado las experiencias, de manera que no sé cuál contar y cuál desechar. La visita a la ciudad vieja se Shechuen; la tarde en el lago del dragón negro; el día que le pedí al cocinero chino que me enseñara a preparar las verduras como él; la mañana que dediqué a intentar enterarme de los tipos de setas de Lijiang, que es la ciudad de las setas, en su inmenso mercado central; la noche que llegué a mi primera hostal de Lijiang y nos sonreímos la chica que hacía la calle y yo, y luego charlamos un buen rato, sobre lo que escribí (¡cómo no!) versos; mi repertorio de "dormidos", ya que las gentes chinas son, de las que yo conozco, las que más rápidamente pueden quedarse dormidas en posturas o situaciones imposibles; la recolecta de tipos de escritura, que alcanzó el no va más en los pictogramas de la cultura naxi, que son casi dos mil distintos; el paisaje de las montañas, que a mí me asusta un poco, en las excursiones a los pueblecitos del Yangtse; el día que mis amigos me invitaron a comer un "hot pot" tradicional; la vez que lo intenté yo solito; el sistema de comedor que consiste en que uno elige las verduras o pescados frescos que quiere comer. y luego entra en la cocina para ver o pedir que se lo hagan de una u otra manera.... Demasiadas cosas.
He echado una ojeada al material fotográfico, sobre todo porque en mi Mac ha cambiado el viejo sistema de almacenar las fotos, me han instalado otro ("actualizado") y me han avisado que tendré que pagar una cantidad mensual para mantenero; que me dan un mes para retirar mis fotos del viejo sistema. Habré de hacerlo a matacaballo, en Madrid.
En el mientras tanto, elijo para mis buenos lectores –les voy a tratar con mucho mimo, en un ejercicio de sinceridad, que se merecen– algo más terrenal y frívolo, como es la cuestión de las comidas, que me han interesado mucho, sin que haya podido alcanzar a saber todo lo que quería. La cosa empieza por la cantidad de verduras y peces que en estos pagos se cocinan y conocen. El pescado, en su mayoría, porque procede de ríos y lagos, que tienen su medio piscifactorías en donde crían especies; pero también en la técnica de secado, que está desarrolladísima y se practica tanto sobre peces como en setas, hongos y otros productos. A cualquiera que haya visitado China le habrá llamado la atención los miles de productos empaquetados que contienen algo alimenticio, secado o preparado.
En cuanto a las verduras, y en menor medida frutas, la riqueza de productos es muy curiosa, no conozco bastantes, aunque los he comido, en todo caso difieren del conjunto de productos hortocultivados de España, de Europa. Manzanas, peras, ciruelas, naranjas, melones, granados, plátanos, mangos, uvas negras son la mayoría, junto a cuatro o cinco frutas semitropicales de las que ya he hablado.
Las verduras se cultiva en cantidades ingentes, es impresionante el despliegue de labradores que acuden a las ciudades de mañana, con sus camionetas y carromatos, a vender el producto fresco. ¡Y todo se vende, se cocina y se come! Para no hacer eterna esta entrada me referiré sobre todo a esas verduras, pues además, en una de mis incursiones –sin ayuda– en mercado y ¿restaurante? al lado, quise saber cómo se cocinaban algunas, había observado una cocinera que lo hacía y era la hora en la que yo tenía que comer algo para mantenerme. Ahorro largas explicaciones, pero la cocinera resultó ser cocinero, una chaval joven, y el secreto de las verduras que preparó delante de mí.... estaba en las salsas y especies, distribuidas en cacitos y vasijas junto a la sartén que empleó. Estaban riquísimas.
Termino con mi plato preferido. Normal. Me suele costar 10 yuanes (1.5 euro).
Gracias por no cerrar el blog. Carmen.
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