Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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jueves, 27 de febrero de 2014

Y otra vez el mal que genera el arte (cine)

La película mejor valorada de Goran Paskailvevic –cuyo ciclo sigue en el ciné Doré de Madrid– es Sueño de una noche de verano (2004), en donde el germen de la obra del cineasta es una historia sórdida, amarga, cruel, que no tiene ni comienzo ni final feliz. El telón de fondo es una Serbia invernal y árida, los espacios son los de industrias metálicas de desechos, chabolas, casas abandonadas, alguna carretera y, a modo de alivio, bosques desmedrados y gélidos en donde luchan la nieve y el agua. Una excelente fotografía, en la que dominan los dorados y los oscuros, se encarga de contarlo visualmente. Nada parece aliviar al espectador al que se le expone, muy hábilmente, una historia a jirones que confluye en un trío humano, en torno a una adolescente autista. Existe sin embargo un contrapunto –que ya he visto en otras películas de este director– el de la música, que es original, y se entremezcla con sonidos típicos de los países del Este (bajo, acordeón, violín....) Hasta los actores resultan algo desangelados, bruscos, como si ni siquiera se hubiera querido remansar todo aquello con la ¿buena presencia? de los protagonistas, que en todo caso queda quebrada por la turbadora presencia de la adolescente autista.
En medio de ese panorama deprimente y cuando al espectador ya se le ha hecho transitar por todos los escenarios posibles de la desolación –el más impresionante: la escena de los pescadores alineados a lo largo del río en un paisaje de nieve–, el protagonista encuentra una punzada de vida, y lo confiesa paladinamente: cuando menos lo esperaba, la ilusión de la vida compartida, quizá del amor. 
Sin embargo, acaba por imponerse la maldad y el infortunio. No de cualquier manera. Las escenas finales son las de un bosque de almendros, en flor, lo que anuncia una primavera que contrasta con el triunfo de la muerte, es casi todo un resumen de la teoría del mal y la belleza.


Dicen los comentarios del programa de la Filmoteca Española que el autismo de la protagonista es el de la Serbia en guerra de aquellos años. No estoy seguro de si hace falta ese escorzo. La guerra está en el remordimiento del protagonista, en el convoy militar, en el rechazo a los refugiados... en mil aspectos de la trama y del suceder de la película, que no se refiere a ella directamente, y parece querer elevarse, a mayores, a considerar la maldad de la condición humana, extrañamente compatible con el ejercicio de vivir cada día, y aun de alcanzar precariamente unas migajas de felicidad, a la que terminaremos por renunciar.



1 comentario:

  1. He descubierto en Youtube alguna película de este director, para mí desconocido hasta ahora.
    Gracias por descubriímelo.
    Bicos.

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