Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 19 de mayo de 2012

Sevilla y Florencia se me han mezclado


San Lorenzo, con el mercado de artesanos  (Florencia)
Eso es lo que me ha ocurrido al desplazarme de un lado para otro, ya que de las bibliotecas florentinas he pasado a un seminario sevillano sobre la edición de textos en plataformas electrónicas. El cambio no ha sido brusco, pues las dos zonas tienen en común un aire sureño muy especial; el nuevo señorío de Sevilla, que me ha sorprendido gratamente, confiere a la ciudad un ritmo pausado –el ruido del tranvía, al fondo– que contrasta con el bullicio de sus barrios populares. En ese contexto de la vieja Sevilla, al Guadalquivir traza una línea especial e imprime carácter a la extensión de la ciudad. El fondo artístico de Sevilla es de una riqueza inestimable, aunque, como resulta obvio, Florencia no permite --en este caso-- ningún parangón. Y lo que es su riqueza es también su inevitable perdición: somos un turista más entre millones, que van de la casa de Dante a la pinacoteca Palatina, de Miguel Ángel a la cúpula del Duomo.... He visto al turista sevillano más inclinado a tomarse pescadito adobado a orilla del Guadalquivir que a visitar, por ejemplo, el Museo provincial. El sentido recoleto de algunos lugares de Sevilla evoca mejor otras ciudades más tranquilas de Italia, quizá Pisa; el bullicio del atardecer.... remite a Nápoles, incomparable también en lo que es explosión humana.


Y todo esto se me ha mezclado en la experiencia, el recuerdo, los paseos, las comidas... De manera que lógico es que aparezca así, mezclado, en esta entrada.
Y dejo para otra ocasión la asistencia a la reunión en la dorada Universidad de Sevilla (facultad de letras, la vieja tabacalera, un verdadero templo) sobre edición de textos, asunto muy importante en el que tanto yo como la gente que conmigo trabaja estamos empeñados, por cierto que sufriendo el desprecio más absoluto y continuos asedios de nuestro contexto académico, el de la ínclita facultad de letras de la UAM, lugar de perversiones múltiples que me ha obligado a cambiar mi correo electrónico, que ya no será hanganadolosmalos@gmail.com sino arrasanlosmalos@gmail.com, al que también se me puede escribir.
¿Tendré que cambiar también el nombre del blog?

Los dominicos, en Triana

Con tanto cambiar de temperatura
las jacarandas han enloquecido,
florecen sin saber lo que les pasa
y enseguida se agostan con el frío;

el bochorno se antoja insoportable,
cruzo el Puente de Triana a San Jacinto:
“Una ración de acedia y boquerones,
y la clara muy fría con un fino”.

En la esquina, la parroquia con su árbol,
un enorme convento dominico;
la vida aquí no se termina nunca,
ruido, gente, calor y muchos niños.

–“Helado de turrón”. Aquí no saben
que el azúcar me tienen prohibido.

Jacarandas, orillas del Guadalquivir

1 comentario:

  1. Qué pena que Madrid no tenga un río en condiciones. Hay una vista preciosa desde un puente del Guadalquivir, donde se ve el barrio de El Baratillo y la Maestranza. ¿Fuiste a los Toros a la Maestranza alguna vez?. Un saludo.

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