Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 18 de mayo de 2012

Jardines de Florencia (y II)


Pomona dormita en los jardines de Boboli



Son jardines medio civilizados, mejor vestidos y más remilgados que otros botánicos u otros jardines de ciudad. De hecho, así era el botánico (El jardín de los simples); y de tono versallesco, exageradamente versallesco son los jardines de Bóboli y los del palacio Pitti –en la corte de los Médicis hubo varias damas francesas. Los jardines que rodean el palacio, en efecto, tienen algo de grandioso, desmesurado, y dominan las grandes avenidas ("allées") formadas por árboles iguales podados y alineados sin piedad: nunca había visto una avenida de viejas encinas, ni laureles centenarios con apenas tres o cuatro hojas... El laurel es el árbol dominante, aunque obviamente encuentre uno todo tipo de especies, y en caso de los Pitti, muy poca flor: los rincones de flores se concentran en los de Bóboli, pero también ordenadas y agrupadas: rincón de las camelias, jardín de las orquídeas, etc.
En los dos casos, estatuas, muchas estatuas de sabor clásico, casi todas en piedra. En el jardín de los Pitti había también unas cuentas obras modernas, japonesas, de las que hablaré en otro momento.


Un dato sociológico menor: los jardines también se visitan, aunque menos, digamos que en una proporción de un diez por ciento con respecto  a la masa que va de monumentos. La verdad es que no habrían de ser tanto para visitar como para estar en ellos.


Sentado al lado de la diosa Pomona, en piedra, leí durante un par de horas en el jardín de Bóboli. ¿Que qué leí? Poesía, particularmente el nuevo libro de María Salgado.

Laureles desmochados

Me asustó  mucho ver a un colega de la UAM por allí; le hice una foto, y me fui:


5 comentarios:

  1. Tomás Hernández18 de mayo de 2012, 16:43

    Gracias por traer a mi mesa tanta belleza. He estado tres o cuatro veces en esos jardines. Guillermo Carnero escribió un sobrecogedor poema sobre una de sus fuentes.

    Gracias

    Tomás Hernández

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  2. Ha no tanto ni tan poco
    Que te sigo Pablo.
    Me convocan y provocan
    Tus elecciones que comparto:
    La cocina , no muy complicada
    Y en una mesada que se parece a la mía.
    Las plantas, los botánicos del mundo….
    Las bibliotecas suntuosas y sencillas
    Son recursos para sentirme que viajo
    Y a cada rato de diferentes lugares parto…
    Y de vuelta siempre de vuelta
    A nuestra madre patria
    A la hermosura del Retiro
    A tu querida BNE
    Donde con sabido entusiasmo
    Se catalogan tesoros
    Que la Edad de Oro ha legado.

    No es lo mío la poesía pero quise arriesgar un comentario sobre este blog con diferente formato.
    Que me recibas como lectora anónima.

    El AVANTI! Como sinónimo de voto a favor por este espacio que es como un oasis en medio de tanta planilla y base de datos en la labor diaria.
    Soy argentina
    Sinceramente, gracias.

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  3. Da gusto saber que de vez en cuando se asoma gente así....
    Buscaré el poema de G. Carnero, del que no me acuerdo ahora.
    Bienvenidos vuestros comentarios, incluyendo el de los versos, ¡eh!

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  4. Pablo: las 2 primeras imágenes no pertenecen a los jardines de Boboli, son los jardines Bardini, en la ladera de via de Bardi

    saludos desde Buenos Aires

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