camino por las playas de Jandía,
el sol –que no perdona– a las espaldas,
piedras negras, arena blanca y fina;
las palmeras recogen los alisos,
el viento aquí no sabe qué es la brisa;
hay cuervos solitarios, y gaviotas,
entre las rocas juegan las ardillas;
de vez en cuando cruza una pareja,
prefieren el desnudo los bañistas,
es algo así como sentir que vuelven
a una existencia simple y primitiva.
El viajero reposa lo que piensa,
Qué bien!
ResponderEliminarYo tambien quiero.