Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 5 de diciembre de 2014

Ese extraño y riquísimo Madrid cultural....

 Los viajes largos fuera de Madrid sorprenden al viajero de vuelta con una enorme acumulación de quehaceres. Es cierto que, para lo pequeña, desordenada y escorada a la derecha que es la capital, resulta siempre atiborrada de maravillas, que se siguen produciendo por tradición, ¿desde hace cuánto? Desde las famosas "movidas", quizá. La infraestructura de salas, museos, centros culturales, ramas de la administración que pululan en la corte (municipales, comarcales, autonómicas, estatales....), intereses comerciales, etc. convierten la capital en un verdadero museo vivo. No conozco ninguna ciudad en la que se ofrezca tal cantidad de posibilidades en este sentido; otra cosa es lo que luego el público haga en ellas y con ellas; o las resultas de todo tipo (políticas, educativas, etc.)

El viajero, que gusta de saber y contemplar lo que suele haber de excelso en la actividad de la condición humana que le rodea, se encuentra en cada uno de estos viajes, con un cúmulo de tareas que difícilmente puede cumplir: los ciclos polacos, palestinos y franceses del cine Doré (a los que se añaden otros ciclos: el de Bellas Artes, el de Caixa Forum, el de los centros culturales diversos, etc.); la actividad de unas trescientas salas de teatro abiertas; los continuos estrenos de novedades cinematográficas (muy caras, por cierto) y el ciclo normal de exposiciones de los grandes y pequeños museos (El Prado, Tyssen, Reina Sofía, Arqueológico, Cerralbo, Sorolla, Romántico, el de Artes Decorativas, el de la Biblioteca Nacional, la Fundación Carlos de Amberes, el Palacio Real, el Lázaro Galdiano, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo San Isidro, La casa árabe, el Centro cultural de China....) 
 

A los que se va añadir, felizmente, uno de mis favoritos: el museo histórico de Madrid (en el metro de Tribunal), que lleva ya tres años cerrado y que es de una riqueza extraordinaria, tanto para ver como para investigar. Y todo eso sin contar salas de arte, iglesias, palacios nobiliarios, centros culturales (Casa de América, La casa Encendida, Telefónica, Conde Duque, Caixaforum, Fundación Juan March, Colección Abelló, Mapfre, Matadero, Cibeles, Ateneo, Centro Fernán Gómez....) a los que se acaba de añadir, que yo sepa, y de forma arrolladora el Centro de Arte Canal, entre otros.

Se podría decir que el interesado podría dedicar un día a cada exposición o actividad, durante un mes entero, y que aun así  no agotaría el cupo, no vería todo. De manera que hay que seleccionar y hay que desechar; los grandes pintores de la poesía renacentista (en el Prado), Goya, Richard Ford, Cortázar, Hernán Cortés, la fotografía durante el siglo XIX-XX, Sorolla, Luciano Fabro, Lope, Antonio López, retratos y pinturas, fotos y dibujos, abanicos, Bernini, Van Gogh, impresionismo americano, etc.)

El viajero, que fue durante cuarenta años profesor, tiene todavía una deuda de unas diez tesis doctorales pendientes de terminar, entre ellas la que se leerá el próximo día 22 de este mes, en la Universidad Autónoma de Madrid, de María Salgado, en codirección con Esteban Pujals: será ocasión de hablar de este extraordinario trabajo crítico, que debería cambiar la historia de la poesía española durante los cuarenta años finales del siglo que se fue (1960-2000); por el momento de su lectura final –que tanto me está enseñando– se deriva la primera selección de lugares. En el Círculo de Bellas Artes, Escritura experimental en España, 1965-1983; en la sede del Reina Sofía en el Palacio de Velázquez, Del arte Povera a 1985; en la Fundación Juan March, Depero futurista (1913-1950).... para terminar con un repaso al Reina Sofía; y seguramente se me está olvidando algo. Si tengo tiempo y espacio, concederé alguna entrada en este blog a esta y otras series.

Por el momento, saturado después de un par de días en salas, exposiciones y demás, he terminado mi primer ciclo "vanguardista" y he descansado con ágape en el Círculo de Bellas Artes, donde estaba la última de las exposiciones. La barra de "La Pecera" exhibía el colorín de sus botellas al frente de aquel salón, con olor intelectual, acróbatas dorados en las columnas, lámparas de araña y menú a 13 euros francamente bueno. La pena es que ver la exposición –yo era el único visitante– me ha costado tres euros: los valía, desde luego, pero el viajero va buscando siempre los huecos gratuitos o enseñando carnés variados –muchos falsos– de profesor, señor maduro, investigador, pobre, indigente, despistado, enamoradizo.... que en este caso no me han dado resultado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario