Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 7 de septiembre de 2017

Otra visita al Botánico de Helsinki

Prunus Maackii, con tronco cobrizo
Aproximadamente un mes después de nuestra primera visita al Botánico de Helsinki, hemos vuelto a dar una vuelta, porque sospechamos que crecimiento, floración y agostamiento van muy rápido en esta situación tan al norte. Y así era. La mayoría de las plantas de flor o la habían perdido o ya estaban camino del invierno, como todos los rosales, por ejemplo. De ese modo resplandecía mucho más lo que quedaba –bastante– y la arboleda, formada por abedules, alamos y olmos, pináceas, avellanos, arces de todo tipo, ejemplares espléndidos de hayas, fresnos, serbales.... y algún árbol que desconozco. 

También algunas curiosidades, como las bacterias tipo planta –de las que hay unas dos mil especies en Finlandia–, y una buena representación de las aromáticas, que aquí tienen forma, color y consistencia distinta: tienen más color y menos aroma, por ejemplo el heliotropo.
Me reconcilié con la cuestión de las fucsias, que están por todos lados, incluyendo barandillas de los restaurantes, incluso encontré una variedad –la de la foto– que no conocía.

Heliotropo


verbenaa


También nos llamaron la atención los "patos", una especie entre gaviota y pato, de vuelo rápido, de andares extraños y bandadas escandalosas, como se ve en las fotos.


Atardece muy lentamente. En nuestro camino de vuelta anduvimos por el centro de Helsinki y nos llamó la atención, todavía, las muchas lápidas de una de las plazas centrales, ajardinadas: eran todas de finales del siglo XVIII.


Planeamos una cena sencilla que no nos enredara demasiado, en el apartamento alquilado, y compramos fruta, pan, soja, queso fresco.... y una pasta rápida; pero las instrucciones de la pasta venían en finés, tan solo en finés. Javi le preguntó a Siri que si sabía fines, y salió por la tangente ("mira lo que me dices"), de manera que acudimos al traductor de google, que nos dijo, en resumidas cuentas, según íbamos tecleando, "que taparamos el agua con el pasaporte para un hervido y echáramos las consecuencias sin tapar". Nos reunimos para interpretar lo que había dicho Google y salió una pasta bastante buena. Menos mal. 



Las naranjas eran españolas, a unos tres euros el kilo, lo más barato, pues los kivis costaban a más de cinco y por una lechuga nos robaban el sueldo de un día. Pocos mercados había, muchas tiendas de vinos y licores. Hay que combatir el frío.



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