Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

miércoles, 18 de febrero de 2015

El viajero se va de mares


El viajero se prepara para ir de mares, que suele ser un sinónimo casi perfecto de "viajes con destino indeterminado", porque presiente la primavera en esa luz azulada que alarga las tardes de Madrid. He recuperado mapas, sueños y recuerdos para trazar la ausencia; he desechado los últimos que no suelen ser buenos compañeros de viaje y me he quedado con los primeros, salpimentados por consejos de otros viajeros que anduvieron por mares. Con un resultado final, que pienso cumplir, el que me vino de ver los jardines de Suzhou, que empiezan con nombres como "Jardín de la montaña abrazada por la belleza", "jardín del pabellón de las olas", "jardín de la armonía"..... Suzhou no tiene mares, como tampoco la primera de las ilustraciones de esta entrada, un hermoso lago de Hangzhou, por donde también pasaré. 
Entre las restantes ilustraciones, todas fotos mías, claro, he elegido algunas que me suena que ya he podido utilizar en este blog, pero muy antiguas, enterradas en este "cementerio de elefantes", como lo llamó Munir; por su orden: pertenece el nublado a la bahía de Cedeira, la puesta de sol siguiente es del Atlántico, en las proximidades de Valdoviño; las dos playas finales son, la primera, las de Cádiz; y la segunda la entrañable y perfecta playa de Pantín.
Me he dado cuenta de que he hecho una verdadera colección de mares, tanto es así, que una vez terminada la entrada, no he resistido la tentación de añadir el mar de Gandía, de Nápoles, de Lanzarote, de Qingdao.... Y he tenido que parar, por el desbordamiento de los mares.
El buen viajero sabrá reconocerlos, sobre todo por la luz.


mar lejano que lejos desemboca
en otro mar         y siempre en lejanía
tierra y más tierra     para ver el mar
el suceso de ser         día tras día

agazapado siempre     tras los ojos
oculta la verdad     sus melodías
que nadie sepa lo que lleva dentro
sobra en el corazón     melancolía

que nadie sepa    ni por qué    ni cuándo
se dejó de saber     si se sabía
lo de ser tanto allí     de una manera
ser tanto más       que ser      ni que sería

como al final de un viaje    fatigados 
vuelven         los mares       de su lejanía




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