Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 8 de enero de 2015

sentirse "ofendido"

Gallardón se sentía ofendido si yo defendía el aborto, si me divorciaba o, probablemente, si me pasaba la tarde morreando con dama, a ojos vistas; y cosas así. Un árabe se "ofende" porque una dama vaya a cara descubierta, porque conduzca o porque se oponga a lo que dice el macho.
El caudal de las cosas por las que uno se puede sentir "ofendido" es infinito y depende de la educación, la cultura, la tradición y los intereses; verbo y gracia, en la sociedades patriarcales, el varón impone su catálogo de ofensas que le permiten seguir dominando la manada. Si cada persona, pueblo, sociedad, etc. expusiera e impusiera las razones de sus "ofensas" los pueblos seguirían dirimiendo sus diferencias a porrazos y este mundo más o menos civilizado volvería a la edad de piedra, de donde todavía hay gentes que no han sabido salir, aquellas que quieren convertir los motivos de sus "ofensas" en código penal.
Porque esa es la única y delicada norma que nos podemos autoimponer: aquello que cualquier sociedad, que ha alcanzado lo que se llama el respeto a las minorías, se da como legal/ilegal, al margen de las diferencias, las ofensas, las permisiones, las tradiciones, las costumbres, etc.  En cuanto un fanático o una persona que se cree que no lo es intenta que lo que le "ofende" pase a formar parte del código penal, nos encontramos con la barbarie. Lo hizo Gallardón y sus huestes cuando llevaron su "ofensa" (el aborto, por ejemplo) a convertirse en "ley", con un lugar en el código penal. Lo ha hecho, con una dignidad insultante, un imán retrógrado español, que ha comentado o comunicado que los recientes asesinatos son reprobables, y acto seguido ha pedido que no se "ofenda" con dibujos, chistes, etc. a su religión. En realidad ese imán está justificando la barbarie: no sabe quedarse con su "ofensa", que es suya y de los suyos, como nuestra será la de que las damas tengan que ir cubiertas con velos. 
Competencia será de los legisladores –no de los fanáticos y de los creyentes de cualquier tipo– dejar que la gente viva en libertad y que el daño de la ofensa no se confunda con las mínimas normas que hemos alcanzado a darnos y que, poco a poco, vamos ajustando para que la gente sea más o menos libre, más o menos feliz.

1 comentario:

  1. El historiador Tom Holland es uno de los que tuiteó la caricatura del profeta Mahoma de Charlie Hebdo tras el mortal ataque en las oficinas de la revista. Holland reflexiona para la BBC sobre si debe tener límites la libertad de expresión, mientras busca las raíces históricas de este derecho.

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