Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 16 de marzo de 2014

El teatro clásico español y su representación

Asiduamente acudo a ver teatro clásico español; durante las ultimas semanas, varios Lopes –El castigo sin venganza, El perro del Hortelano, El caballero de Olmedo...–, algún Alarcón –La verdad sospechosa–, etc. La oferta teatral de Madrid es, sencillamente, deslumbrante si nos atenemos a la cantidad de posibilidades –más de cien representaciones diarias distintas. El teatro clásico ocupa una proporción menor, pero suficiente, a mi modo de ver, si además englobamos con esa etiqueta a Valle Inclán, Lorca, Muñoz Seca, Mihura, etc. 
Por otra parte, mantengo una cierta actividad docente o ensayística relacionada con el teatro, el clásico y el de probeta, en la Universidad en la que me maltratan –la Universidad Autónoma de Madrid–, porque los alumnos no son los responsables de la decadencia y la corrupción que por allí se exhibe. El año pasado dimos la clase de teatro (La universidad en la calle) en las escalinatas de la Biblioteca Nacional de España. Este año, por ejemplo, organizamos un montaje simple de El perro del hortelano, de Lope, en una de las clases; y de El juez de los divorcios, el entremés cervantino, en otra. En ambos casos, los alumnos asumen un papel como actores o como expertos de una posible compañía teatral (música, decorados, vestuario, textos, público....) 
La universidad en la calle, con los alumnos de "Teatro clásico español" (curso 2013-2014),
en la escalinatas de la Biblioteca Nacional de España
Para completar el panorama, mis otros alumnos, en una asignatura nueva llamada "Creación literaria", ejercitan  a diario aspectos de la creación (representaciones, monólogos, guiones, "slam poetry", lecturas, actuaciones en público, improvisaciones....), que conectan constantemente con aspectos de la representación habitual: cómo se lee, se gesticula, se emplean los registros, se actúa, se recita....

actuación de alumnos en el bar de la Facultad
(la semana pasada)
Cómo se recitan los versos clásicos del teatro español del siglo XVII (de la llamada Comedia nueva)  es el aspecto esencial al que quería referirme, porque es el que afecta directamente a la adecuación, recepción y aceptación o rechazo de nuestro teatro clásico hoy. Creo que en la mayoría de los casos es algo que todavía no se ha resuelto claramente, y que tardará en resolverse.

Los directores de las compañías teatrales suelen, en primer lugar, elegir si van a representar arqueológicamente o con actualización de los aspectos históricos más recalcitrantes, hasta llegar a la versión moderna. Aun si actualizan, no suelen tocar el texto en verso para convertirlo en prosa, lo que en realidad transformaría la obra en motivo de un guión, en otra obra. De resultas de lo cual, la obra que se representa mantiene con mayor o menor evidencia su estructura de teatro en verso, que ha de ser realizado, verbalizado, por los actores en el momento de la representación. Representar con el texto en verso es todo un arte que, por cierto, concierne también a culturas próximas y ricas (francesa, inglesa....), en donde muchas veces se ha resuelto bastante bien. 

Ensayo de representación (en una de mis clases de la UAM, el curso pasado)
de Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope
Se puede adelantar que no habrá posible solución que el público acepte –en realidad habría que decir "que el público entienda"– si se desnaturaliza el texto en verso intentando tan solo dotarlo de entonación y estructura coloquial y lógica, ya que acto seguido esa vulgarización choca con todo el aparato artificial dominante: lenguaje literario, artificiosamente estilizado en comedias, escrito en verso, con figuras de dimensión histórica, etc. Imposible anular, por tanto, su estructura de verso, para convertirlo en secuencia de conversación.

Una de las clases de teatro español clásico,
a las que se alude en el texto
La otra posibilidad extrema: aceptar su estructura artificiosa y lejana de obra remilgada escrita en verso, para que solo eso o sobre todo eso sea lo que se percibe. Dicha ejecución es evidente que alejará a mucho público de Lope y de Calderón, y que convertirá a nuestro teatro clásico en un cementerio para eruditos, pues no creo que nunca el desarrollo de nuestra educación histórica alcance a crear estados culturales desde los cuales se acepte y entienda cabalmente una obra de Lope; antes bien, la historia tiende a alejarse y no a integrarse en la actualidad.

Representación de alumnos de clase en un pasillo de la UAM
(curso 2012-2013)
La solución, por fuerza, ha de ser difícil, porque implica poner en juego varias cosas y resolverlas, probablemente, con criterios razonables y coherentes. La que a mí más me interesaría proponer ahora y aquí es precisamente la del recitado, declamado, la de la ejecución verbal –obviamente acompañada de gesticulación y movimiento escénico–, que ha de conjugar en un solo acto –el de la representación– las dos condiciones del texto: ha de mantener su valor de verso, por un lado; ha de acercarse a la entonación lógica de un discurso, de manera que pueda ser entendida como conversación o comunicación. Y eso solo se sabrá hacer cuando se sepan leer en voz alta los versos, atendiendo a su factura rítmica, que no sé si se practica o enseña adecuadamente cuando se prepara la representación de tales obras.

La biblioteca de teatro actual de la
Fundación Juan March, en Madrid
Por mi parte, puedo señalar –consecuentemente– que el llamado "examen final" de las materias que enseño sobre poesía consisten en, casi únicamente, ejecutar un poema en público, este año una oda de fray Luis de León, particularmente difíciles de verbalizar, por su atormentada sintaxis, de modo que mantengan su belleza como obra en verso y pueda ser entendida por quien la lee, primero, y quien la escucha después. Obviamente, a lo largo del curso se realizan múltiples pruebas sobre estas lecturas (o "ejecuciones", para hablar en términos de Jakobson) y se discuten posibilidades.

No sé si algo semejante se está haciendo en los talleres de teatro.

2 comentarios:

  1. Estimado comentarista.

    Llevo dedicado al problema aludido en su escrito unos treinta años. Y creo haberlo resuelto, teóricamnte en mis escritos: www.aldebaransoft.es; y prácticamente, en los numerosos talleres y cursillos que he impartido en el Teatro Clasico nacional, en la RESAD, en la Abadía, en Bogota, Teatro Nacional... Tendré mucho gusto en conversar con usted de estos temas, que me interesan y apasionan, cuanto guste.

    Un saludo amistoso.

    Javier Sánchez
    javiersangonza@hotmail.com

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    1. Será un placer, estimado amigo. La resolución, por lo que veo, no habrá sido solo teórica, como me dice, pues solo podrá existir solución real. Fui también alumno de García Calvo, su primer año en Madrid y luego en la calle Desengaño; alguna vez acudí a la tertulia, sobre todo al comienzo (a la de la Vaquería). Y también he dejado hace algunos años una Métrica publicada (en Castalia); de manera que estamos en la onda.
      Terminaré este año –como Vd. hace poco– mis tareas académicas, que ahora me tienen algo acorralado. Y será un place charlar con Vd. y apredner de todo lo que me indique. Un saludo coridal

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